Ciudad Incendiada
Por Pedro Peñaloza
“El coraje es la resistencia al miedo, el dominio del miedo,
no la ausencia del miedo”.
– Mark Twain
- La asfixia urbana. Por supuesto, que no hay mecanismos para prevenir los incendios que se han vivido en la zona metropolitana e incluso en otras entidades del país. Sin embargo, sí existen mecanismos institucionales que desde el Estado pueden aminorar los efectos de estas expresiones naturales o provocadas.
Veamos la importancia que le otorga el gobierno federal a la protección ambiental y paralelamente a la salud. En el primer caso, de acuerdo con el presupuesto de egresos para 2019, la reducción fue drástica llegando a -84.4% con respecto al año anterior; en salud, fue de -19.2%, según cifras de la SHCP. Si desagregamos el rubro ambiental nos encontramos que el gobierno federal redujo mil 229 millones de pesos a la Comisión Nacional Forestal (Conafor), organismo descentralizado de la Secretario de Medio Ambiente, encargado de atender las contingencias en los bosques y campos.
- La CDMX sin rumbo. Las crisis ambientales que enfrentaba la Ciudad de México y la zona metropolitana eran tratadas anteriormente por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME), la cual hoy opera a medias, ya que no cuenta con Coordinador ejecutivo desde febrero y está en un proceso de desmantelamiento a 6 años de su creación. Ahora, las decisiones las toma únicamente la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en acuerdo con la SEMARNAT, dejando de lado en la toma de decisiones al resto de los Gobernadores de la región, quienes no se han presentado a las sesiones de los últimos días.
Se ha corroborado la notable ineptitud y negligencia de los gobiernos estatales y federal, y en el caso específico de la capital del país, emergió con absoluta claridad la incapacidad de la Jefa de Gobierno para responder de manera multiinstitucional y con prontitud. Una ciudad virtualmente en tinieblas destendida, dejada a su suerte. Lo único que se le ocurrió a Sheinbaum fue poner en marcha el cíclico y rutinario programa “hoy no circula”.
Con ello, exhibió la ausencia de políticas públicas integrales y de largo aliento. Por supuesto, el origen sistémico y estructural está localizado en la vorágine que provoca el Capitalismo con su insaciable sed de ganancia, la explotación irracional de los recursos naturales y la expulsión de contaminantes por las grandes empresas, junto a una política que ha priorizado el uso del automóvil y la ausencia de inversión en el transporte público.
Evidentemente, no le podemos pedir a un gobierno de ocurrencias que ataque la raíz de los problemas. Su máscara de izquierda se diluye rápidamente.
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