CIUDADES OLMECAS CENTROS DE PRODUCCIÓN Y PODER
CIUDADES OLMECAS CENTROS DE PRODUCCIÓN Y PODER
Coatzacoalcos, Ver., 24 de septiembre de 2022.- Llamados
comúnmente centros ceremoniales, los asentamientos de San Lorenzo, La Venta y
Tres Zapotes fueron verdaderas ciudades generadoras de producción y poder, por
lo que alcanzaron rango de estados con gobiernos autónomos, afirmó Ana Luisa
Izquierdo y de la Cueva, investigadora de la UNAM, en su conferencia Origen y
desarrollo de los estados olmecas.
En el marco de la primera Cumbre Olmeca, El esplendor de
Mesoamérica, este segundo día de actividades en Coatzacoalcos, la investigadora
de la Universidad Nacional Autónoma de México inició su ponencia aclarando
algunos aspectos de la Cultura Madre: no fue un imperio, el nombre les fue
impuesto y no hay indicios de la lengua que utilizaron; tampoco concentraron
una unidad política sino tres, desarrolladas paralelamente y con un auge
sucesivo.
La primera fue San Lorenzo Tenochtitlan, ubicada en el hoy
municipio de Texistepec y que tuvo un milenio de historia desde el 1800 a. C.,
constituyéndose como urbe en el 1000 con sus calzadas, avenidas y servicios
públicos, así como puertos de carga y descarga dado su establecimiento entre
los ríos Tatagalpa, Calzadas y El Gato, para ser entonces la ciudad más grande
de Mesoamérica, capital y sede de concentración sagrada.
Los más de 10 mil habitantes gozaron de suficiencia
alimentaria, gracias a la capacidad del gobierno para dividir tareas y
organizar tiempos de trabajo y descanso, intercambios comerciales que rebasaron
los mil kilómetros a la redonda y la construcción de poblados de al menos cinco
tipos en un área de 75 kilómetros; además de poseer una suntuosa producción
artística.
Por otro lado, La Venta (Tabasco) figuró del 1100 al 400 y
su casco urbano pudo tener unas 200 hectáreas, con un centro religioso muy rico
en esculturas y llegando a los 10 mil habitantes pero más dispersos en unos 40
km y 100 sitios como Arroyo Pesquero y Arroyo Zonzo; con mayor variedad de
artesanía y cerámica, y dando a los jerarcas un trato funerario especial.
La gran diferencia del lugar es su pirámide de 30 metros de
altura y un recinto ceremonial rodeado de 124 columnas basálticas en forma
prismática donde fueron halladas 16 figurillas de seres antropomorfos, seis
hachas minúsculas y seis mini-estelas, pero también su forma de alimentación
que aparte del pescado incluía perro mexicano y venado cola blanca.
Finalmente, Tres Zapotes (Santiago Tuxtla) destaca por el
primer descubrimiento de una cabeza colosal en la expedición del arqueólogo
Matthew Stirling, al tiempo de ser un espacio de transición política, cuando
San Lorenzo ya registraba conflictos. Sus primeros registros datan de antes del
1000 y tuvo una desocupación causada por erupción volcánica en el preclásico,
volviendo a ser poblada en el postclásico, con una vida activa de dos milenios.
La investigadora titular del Centro de Estudios Mayas del
Instituto de Investigaciones Filológicas, sin embargo, manifestó que el estilo
escultural olmeca comenzó a gestarse entre el 1700 y 1500 en un lugar llamado
El Manatí (Hidalgotitlán), con sitios aledaños como El Macayal, La Merced y El
Paraíso, siendo pueblos que buscaron refugio en islas naturales o intervenidas.
Consideró que a la par de existir derechos y obligaciones en
los estados olmecas, hubo las condiciones para que la población tuviera un
sentido de pertenencia que influyó en otras civilizaciones del preclásico, ya
que el término Cultura Madre fue propuesto en el seno de la Sociedad Mexicana
de Antropología en 1942. Agradeció finalmente a la Secretaría de Turismo y
Cultura la visión de organizar una Cumbre que promueva el conocimiento y el
valor de la cultura.
Al entregar un reconocimiento a Izquierdo y de la Cueva, el
titular de la SECTUR, Iván Francisco Martínez Olvera, destacó el esfuerzo por
acercar la Academia a la población y que más allá de ser un encuentro de
profesionales sea entre las infancias y juventudes, dada la importancia de
sembrar esa oportunidad del saber y que poco a poco haya no cinco, seis o siete
ponentes, sino 100, 200 o 300 grandes investigadores.