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Claudia Guerrero, “¡Ladran Sancho..!”

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Claudia Guerrero, “¡Ladran Sancho..!”

Por Edgar Hernández*

 

De nueva cuenta, cual rutina obligada, el aparato la emprende contra la prensa crítica.

No hay perdón, ni olvido contra quien ose contrariar las leyes supremas chairas, que desde el trono presidencial han erigido castillos de pureza, una Santa Inquisición Morena quien busca liberar al pueblo de aquellos chayoteros que estamos negados al cambio proclamado por la Cuarta Transformación.

Hoy vale la pena la evocación a la luz de las repetidas agresiones a la prensa libre de parte de la horda cacalover.

Hace no más de una década, la periodista Claudia Guerrero irrumpió en el estado de Veracruz en el quehacer periodístico, con una nueva forma de presentar la noticia, el análisis, el comentario, la crítica.

Apoyada en la información documental sostenida en la denuncia anónima sujeta a previa comprobación, rompió el molde.

Tocó intereses, locales, estatales y nacionales, al grado de convertirse en un peligro para la clase gobernante que ha acudido a todo para desacreditarla… Para destruirla.

La violencia verbal en su contra, cuando parte del gobierno no es delito y las acusaciones y señalamientos denostadores han sido para ésta singular mujer, el pan de cada día.

El entrometerse con infundios en su vida privada, elaborar audios y videos “Anonimus” degradantes, el acudir los ofendidos por decirles sus verdades a las autoridades ministeriales, para que la juzguen por difamación, han sido parte de la cotidianeidad, al igual que esas repetidas amenazas de muerte, que dramáticamente pasaron a formar parte de su vida.

A Claudia Guerrero la han lastimado, pero se ha levantado. 

Ha vivido en carne propia el desprecio de una parte del gremio, sobre todo el beneficiario del gobierno, pero poco le ha importado aun cuando, en otro sentido, ha tenido frente a sí, ofrecimientos de un retiro lleno de riquezas de parte del poder, mismos, que ha rechazado.

La suya es y seguirá siendo una tarea que nace y muere todos los días.

Para esta reportera es difícil detenerse ante imbéciles que mandan cartas abiertas, aclaraciones sin pies ni cabeza, derechos de réplica y amenazas veladas y en abierto.

Es difícil porque el periodismo es una máquina de información y hacedora de opinión que no se detiene; que no cumple antojos, ni endereza jorobados y que reconoce o censura, pero no sobre pedido.

Hoy que la crítica duele tanto, que la mediocridad reina, bien aplica aquello que decía Séneca, que un mediocre jamás se recupera de un éxito.

Claudia Guerrero, galardonada de manera local, estatal y nacionalmente; una escritora de denuncia, con licenciatura, maestría y un doctorado en curso; una mujer que para sobrevivir renta espacios a estudiantes; que tuvo lavanderías, mismas fueron vandalizadas por enviados del gobierno; que su domicilio ha sido invadido por descalzonados; que ha sido agredida en múltiples ocasiones y no se rinde.

Consciente de que el periodismo nace y muere cada día, despierta con el alba, luego de una larga noche de trabajo para actualizar su información, misma, que hace pública en las redes sociales en donde también ha sido censurada.

Y no para en sus emisiones en vivo en las redes sociales, donde, de manera repetida ha sido censurada.

Y por si no fuera suficiente sigue publicando en su “Periódico Veraz”.

La periodista, así lo ha escrito, es una convencida de que todos tenemos derecho a la libertad de opinión y de expresión, un derecho que incluye no ser molestado a causa de sus opiniones por cualquier medio de expresión.

Por ello, es un punto más que imposible detenerla en su ejercicio libertario, por más que mequetrefes le tiren admoniciones de sabiduría o lecciones de ideologías anacrónicas que sólo existen en los sueños de opio.

Esa es Claudia Guerrero, una periodista a quien este columnista respeta y admira.

Sirvan estas líneas para manifestar mi más absoluta solidaridad con esta compañera de profesión, con quien en ocasiones no he coincidido, como ella tampoco conmigo, en materia editorial, pero que nos mantiene unidos por una causa, la defensa a la libertad de expresión.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo