Editorial

Coatepec de rural a urbano

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Héctor Larios Proa

Mañana de jueves previo al día de la Guadalupana, desde muy temprano jóvenes de trabajo comunitario llevan el aserrín para el tapete en su honor, mientras oficiales de tránsito cierran las calles aledañas al recinto mariano de Coatepec. Son las 7:40 hay movimiento, las personas se dirigen a sus centro de trabajo, niños y niñas de la mano de su madre caminan para llegar a su centro escolar. Minutos más tarde, los automovilistas van llenando Jiménez del Campillo, van a vuelta de rueda como ya es una costumbre. La 1ª calle de Hidalgo cerrada por la instalación de puestos en Aldama y la elaboración de la alfombra ponen al descubierto uno de los problemas viales producto del crecimiento exponencial de automóviles, habitantes y demanda de servicios en el municipio.

Los oficiales en turno cumplen con el operativo guadalupano, sin la comprensión de automovilistas que a cada minuto van perdiendo la paciencia, refunfuñan, muestran su disgusto tocando el claxon una y otra vez y el reloj sigue avanzando alertando del posible cierre de la escuela.

Alumnos caminan apresurados, los carros que van para Xalapa están atorados a pesar de que hay un solo sentido porque en la esquina de Zaragoza no dejan entrar hacia el centro y el embotellamiento se agrava cuando los que vienen de 16 de septiembre y los que vienen del barrio de la Luz pretenden continuar. Están imposibilitados de   seguir de frente.

Una señora avienta el auto al oficial que estoico se para frente a ella para evitar que continúe, el coche de atrás la sigue muy de cerca para intentar colarse. No pueden pasar pero impiden que la circulación fluya. El concierto de claxon inició puntual como si con ello todo desapareciera, Un chofer se baja para reclamarle al valiente oficial, le grita de todo ante la mirada atónita de los transeúntes. La señora pone reversa para tratar de salir por Zaragoza, le pega al de atrás.

Esto ya es una romería, faltan 3 minutos para las 8 a.m. Los niños atentos miran las escenas dejando el vaho en las ventanas. Su padre le reclama a la conductora que no hace caso, después de maniobras que demuestran su impericia, se escucha una voz que grita ¿quién te dio la licencia?

Por fin logra desbloquear el acceso y cuando todos creemos que seguirá su camino sobre Zaragoza. Oh sorpresa, se estaciona en la mera esquina con otra maniobra escalofriante. Tapa un carril, se baja del auto y de la mano acompaña a la hija a la puerta de la escuela, le da la bendición y las últimas recomendaciones. En la intersección de 16 de septiembre y Jiménez del Campillo filas de vehículos aguardan sin saber que sucede, mientras decenas de niños como pueden bajan de los autos de ambas calles para correr en slalom entre los coches y tratar de llegar a la escuela, arrastrando mochilas, atropellándose unos a otros tratando de que no les cierren la puerta del Colegio. Que hazaña llegaron como atletas Centroamericanos a la meta de la pista del Heriberto Jara. O como candidatos, despeinados, sin propuestas y con muchos compromisos.

Al furioso automovilista lo quitan del paso, el acceso esta libre no aplica en 1 x1, ahora es de a 10 x los que puedan, porque el solitario oficial al dar paso a los de 16 de Sept. Se le cuelan carros para el Jiménez del Campillo y se estacionan en toda la cuadra en un dos por tres.

Los refuerzos llegan con todo y patrulla, no se sabe cómo llegaron, le reclaman al imprudente y grosero que arremetió contra el de tránsito. Para ellos fue más importante los reclamos al ciudadano que no sabe respetar, que agilizar la circulación de los cientos de vehículos y el sinfín de personan que pretenden llegar a tiempo. La lógica del garrote es la moda en México, primero castigo y después averiguo.

La falta de planeación urbana, hereda estas escenas caóticas que cada día son más frecuentes en el proceso de cambio del municipio. A diferencia de otras ciudades que han sufrido estas transformaciones, consecuencia  de cambios económicos, políticos, con un crecimiento del bienestar nacional. Pasaron de ser rurales a urbanas, por el crecimiento industrial, es decir producto de un proyecto de ciudad, cosa que no sucede ni sucederá en la región. Se imagina usted si habría que evacuar.

Pero no hay de qué preocuparnos, dicen en Palacio que  los parquímetros  son la solución. ¿Usted cree?.

Nuestra Virgen de Guadalupe ora por nosotros.

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