Colegio querido
Por: Norma Carretero Rojano
En realidad, mi colegio era muy hermoso –sigue siéndolo- con la única diferencia de que ya no estudio ahí y que ya algunos años pasaron. Mi kínder lo hice en el Colegio Rebolledo cuando aún éste se encontraba en la casa de piedra, en la calle Jiménez del Campillo. Mi mamá me cuenta que desde ese entonces era muy traviesa y aquí entre nos, coincido con ella. Me acuerdo que me salía del salón de clases para ir a meterme al tanque de agua que estaba en el traspatio… me daba calor; al filo del mediodía de igual manera me salía del salón e iba a tocar la campana, campana que no se encontraba al alcance de ninguna chiquilla, pero con un palo de escoba la hacía sonar, por lo que los alumnos empezaban a salir de sus salones como si fuera ya la hora de la salida y eso me divertía mucho; ¡para colmo! me gustaba mucho el timbre de escritorio, así que, lo tomaba y me lo llevaba a casa… me gustaba su sonido. En casa, cuando mi mamá revisaba mi mochilita se daba cuenta del hurto y lo regresaba al colegio ofreciendo cualquier cantidad de disculpas.
De los mejores recuerdos del kínder lo es, una exposición de todo tipo de manualidades elaboradas por los alumnos para los festejos decembrinos, fue una inteligente y sobre todo bella iniciativa de la Madre Superiora de aquel entonces. En uno de los salones se hizo como una especie de altar, es decir, con cajas de cartón forradas alusivamente se colocó una gran repisa escalonada en todo el rededor del polígono que formaba el salón. Cuando llegué por la tarde a dicha exposición para recoger además nuestros regalos, iba acompañada de mi nana, Martha, -una muchacha muy bonita y dulce, yo la quería mucho- mi asombro fue tal, que aun llevo y guardo como una preciada reliquia esas imágenes en mis recuerdos y en mi corazón. Había todo tipo de manualidades, hechas, se veía, con todo el cariño de las monjas y, de un niño que puede expresar a sus apenas cinco o seis añitos de edad. El papel celofán y los moños pegables multicolores –novedosos en esos años- engalanaban los espacios; había figuras de peluche cocidas por los alumnos, ¡bolsas pijameras en tonos pastel y con cierre!, -¡¡¡yo quería una de esas!!!-, pero, lo más espectacular lo eran unas lámparas, lámparas hechas por las manitas traviesas de los chiquillos y que, ¡además funcionaban de verdad!, sé que ahora quizás pueda sonar hasta tonto, pero en aquellos años y, para mí, resultaba algo extraordinario, se tenía gran capacidad de asombro y los pequeños detalles –si es que lo eran- se disfrutaban grandemente. Todo esto que les cuento, mis muy queridos lectores, pasaba en el marco de una de esas tardes invernales coatepecanas, tardes oscuras, gélidas, de lluvia a ratos y de chipi chipi a otros.
El Desenlace (novela)
Años atrás, Laura había conocido a Karen, de origen estadounidense. Había llegado a un curso de verano para terminar su maestría en “divinidad”, el titulo le sonaba muy raro a Laura, pero sirvió para hacer muy buena amistad con la bostoniana Karen. –Hola, me asignaron esta habitación para compartirla contigo, seré tu nueva “roomie”. -Hola, mucho gusto, yo me llamo Laura y será un placer compartirla contigo?…-Karen, me llamo Karen. En aquellos días Laura y Karen compartieron no solo la habitación, -mientras asignabanle un departamento a Laura- sino muchas otras actividades. Salían de paseo, a desayunar y a cenar. Se hicieron grandes amigas. Karen era unos años menor que Laura y, es por ello, quizás, que podían platicar de todo. En una ocasión Karen enfermó de algunas infecciones, se acercó a Laura y esta la llevó al médico para después invitarle a desayunar y que no se sintiera tan solita y en otro país que no era el suyo. Continuará…
“Disfruta intensamente de los momentos mágicos…
Se van, se van, se van…Sin decir cuándo volverán!”
Anónimo.
e mail: normacarreterorojano@hotmail.com
Por: Norma Carretero Rojano
College dear
Actually my school was very beautiful -go on to be- with the only difference that no longer there and study some years passed. My kindergarten did in Rebolledo College when he was still in the stone house, on the street Jimenez del Campillo. My mom tells me that since then was very naughty and here among us, I agree with her. I remember that I left the classroom to go to get me to the water tank that was in the backyard … give me warmth; the stroke of noon just as he me out of the room and was about to ring the bell, bell that was not available to any child, but with a broomstick made her sound, so that students began to leave their rooms like and check out time and that amused me a lot; to top! I liked the bell desk, so I took it and I took him home … I liked their sound. At home, when my mom checked my little backpack she realized the theft and returned to the school offering all kinds of excuses. Of the best memories of kindergarten so, an exhibition of all kinds of crafts made by students for cristmas celebrations, was an intelligent and especially beautiful initiative of the Mother Superior of that time. In one of the rooms was made as an altar, ie cardboard boxes lined with a large stepped ledge illusively placed all the way around the polygon forming the lounge. When I arrived in the evening at the exhibition to further collect our gifts, was accompanied by my nanny, Martha, -a very nice and sweet girl, I loved much- my astonishment was such that even wear and keep as a precious relic those images in my memory and in my heart. There were all kinds of crafts, made, looked, with all the love of the nuns and a child who can express their just five or six years old. Cellophane and multicolored ribbons bondable -new role in those years adorned spaces; figures had stuffed cooked by the students, pijamas bags in pastel colors and close!, -¡¡¡I wanted one of those !!! – but they were the most spectacular lamps, lamps made by sleepers handyman of the children and what, also worked really !, I know that now perhaps it may sound even silly, but in those years and, for me, was something extraordinary, great sense of wonder and the little things if you had is that were- were enjoyed greatly. All this that I tell you, my dear readers, passed under one of those coatepecanas winter evenings, dark evenings, freezing, rain at times and chipi chipi others.
The denouement (novel)
Years ago, Laura had met Karen, of US origin. He had reached a summer course to finish his master’s degree in «divinity», the title sounded very strange to Laura, but served to make good friendship with Karen Bostonian. Hi, I was assigned this room to share with you, I ‘ll be your new » roomie » . Hello, gladly, my name is Laura and will be happy to share it with you? …- Karen, my name is Karen. In those days Laura and Karen shared not only the room, -while asignabanle one department to Laura but many other activities. They went for a walk, for breakfast and dinner. They became great friends. Karen was a few years younger than Laura and that is why, perhaps, they could talk about everything. Karen sick once some infections, approached Laura and this led her to the doctor and then invite you to breakfast and not feel so alone and in another country that was not her. To be continued…
«Enjoy the magical moments intensely …
They go, they go, go … Without saying when they will return!»
Anonymous.
email: normacarreterorojano@hotmail.com