¿Cómo se atreven?
¿Cómo se atreven?
Pedro Peñaloza
El secreto de la vida es la honestidad y el juego
limpio.
Si puedes
simular eso, lo has conseguido.
Groucho Marx
México vive desde hace dos años en un paraíso. Sí,
quizá algunos malquerientes no lo han apreciado, pero pronto la bella realidad
los convencerá de que ya dejamos la pesadilla neoliberal y el pantano de
corrupción. El presidente López Obrador, desde el primer día de su gobierno, ha
impregnado al país de un aroma cautivador. Su tolerancia a los opositores y el
respeto a los diferentes es un binomio que da confianza y certidumbre.
La relación que tuvo con el presidente Trump fue un
ejemplo de patriotismo y defensa incólume de la nación. Y qué decir de ese
discurso en la Casa Blanca, donde defendió radicalmente a los migrantes
mexicanos. El texto que leyó fue una pieza de un estadista singular y cercano a
los próceres latinoamericanos. Su dicción combinó fortaleza y aplomo. Colocar
militares en la frontera para impedir el acceso a los Estados Unidos de esos
parias y aventureros centroamericanos, corroboró la buena vecindad con un
gobierno que (casi) no criminalizaba a los mexicanos. Fue una acción que rompió
con la añeja dominación Imperialista. Ahora se trató de la simetría de
objetivos entre dos amigos fraternales.
La verdadera separación de poderes políticos y
económicos es otro ingrediente del tabasqueño. Aunque tiene como grupo asesor a
los dueños del dinero, se trata de una simple “cortesía” a los empresarios.
Nada más. Además, un aporte refrescante del ciudadano presidente es su visión
del feminismo, que no entiende, pero hace esfuerzos para saber el significado
de qué es “romper el pacto”. Aún no logran explicarle qué es el patriarcado,
seguramente está estudiando el tema. Eso sí, no sabemos cuánto tarde en
asimilar esta categoría, sus raíces y efectos. Tranquilos.

Las conferencias matutinas son un logro histórico
de AMLO para que pueda “comunicarse con el pueblo” y, a veces, poner en su
lugar a los conservadores y defensores del pasado corrupto. Es la práctica
pedagógica de construir la cuarta época de bienestar y libertad. Es increíble
que los emisarios de la ignominia lo señalen como apoyador de la candidatura de
Salgado Macedonio a Guerrero. Y es mala leche porque el presidente no influye
en las decisiones internas de Morena. Es un demócrata y, también. humanista.
¿Cómo se atreven? El inquilino de Palacio Nacional
es la mixtura humana entre Benito Juárez, Lázaro Cárdenas y Francisco Madero.
El país va por el camino correcto. La desigualdad social, la concentración del
ingreso y las violencias exacerbadas son herencias del pasado. Faltaba más.
Déjenlo trabajar.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz