Consulta
Entre Columnas
Consulta
Por Martín Quitano Martínez
La consulta del pasado
domingo primero de agosto como primer gran paso a la mejora de nuestra vida
democrática, de democracia participativa, parece que no logro generar las
expectativas que muchos pensamos que debería de convocar, como un gran momento
para la reafirmación democrática y de involucramiento ciudadano para la toma de
decisiones fundamentales.
Tan solo arriba del 7% del
padrón electoral acudió a manifestarse, más de seis millones de personas fueron
y dejaron constancia de su participación, números, datos que tendrán distintas
lecturas, incluso que llamen a una discusión que deberá tomar elementos mucho más
allá de los mismos datos.
Por Martín Quitano Martínez
La consulta del pasado
domingo primero de agosto como primer gran paso a la mejora de nuestra vida
democrática, de democracia participativa, parece que no logro generar las
expectativas que muchos pensamos que debería de convocar, como un gran momento
para la reafirmación democrática y de involucramiento ciudadano para la toma de
decisiones fundamentales.
Tan solo arriba del 7% del
padrón electoral acudió a manifestarse, más de seis millones de personas fueron
y dejaron constancia de su participación, números, datos que tendrán distintas
lecturas, incluso que llamen a una discusión que deberá tomar elementos mucho más
allá de los mismos datos.
El ejercicio democrático de
la consulta, en medio de la multiplicidad de las voces que se escuchan, es en sí
mismo un baluarte democrático que tendrá que ser reforzado con iniciativas
serias que planteen convocatorias acordes con la dimensión y la importancia que
sin duda merece reconocérsele.
Una consulta ciudadana
oficial, debe considerarse un instrumento democrático de gran significación
política, que con mucho rebasa los momentos vivarachos, ocurrentes y de
contentillo de alguien en particular, pues supone la decisión de asuntos
relevantes, de peso y trascendencia. Sin duda, éste no lo fue.
Varios factores demeritaron
este evento. Desde una pregunta retórica y mal planteada, hasta una promoción
partidaria ilegal y plagada de engaños. Un gobierno que se compromete a
combatir la corrupción, que en lugar de aplicar la ley, opta por una consulta
ciudadana que manifieste su opinión al respecto y a la que asisten poco más del
7% de los posibles participantes. Una lectura social que convierte en intrascendente
una demanda reiterada por muchos años.
Soy un convencido de la
importancia y la dimensión de la consulta como un ejercicio que da vitalidad a
nuestra vida democrática, pero ahora mismo estoy preocupado porque la banalización
y utilización que se le dio por varios actores en su primer aparición,
desprestigie su legitimidad y relevancia como instrumento de participación
ciudadana.
Uno de los retos nacionales
es el fortalecimiento de nuestra democracia, de sus instituciones, lo que
significa su revisión y mejora permanente en marcos de libertades y con apego a
las leyes y normas. Los graves problemas que padecemos podrán enfrentarse mejor
si afinamos y consolidamos los soportes que posibilitan una participación
ciudadana consciente, democrática, crítica y que se reconoce en la pluralidad que
asume las decisiones suficientes para que todas las representaciones políticas
actúen en consecuencia.
LA
BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Es terrible que Zaldívar
diga: “se quieren apropiar de autonomía judicial”.
Twitter: @mquim1962
“Razonar y convencer,
¡qué difícil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato!”
Santiago
Ramón y Cajal.