COVID-19: PARA REFLEXIONAR
Por: Linda Rubí Martínez Díaz
Qué tal amigos lectores, los saludo con el cariño de siempre. Estos meses han sido muy difíciles para todo el mundo debido a la pandemia del coronavirus (COVID-19). Sin duda este fenómeno ha influido para realizar grandes cambios en nuestra cotidianidad, lo cual me lleva a reflexionar sobre la fragilidad de la vida. Nadie está exento de esta enfermedad, pues no distingue nacionalidad, sexo, posición social, edad, etc. Lo cierto es que todos debemos cuidarnos, pues la mortalidad es natural a nuestra especie.
¿Qué es una Pandemia? Su etimología viene del griego “pan”, todos, y “demos” pueblo; actualmente expresa el brote de una enfermedad que ha ido de un continente a otro. En nuestro caso actual, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus Covid-19 como una pandemia debido a su propagación mundial.
La enfermedad causada por el COVID-19 es una afección respiratoria que se puede propagar de persona a persona. Se identificó por primera vez durante la investigación de un brote en Wuhan, China. Se cree que el virus se propaga principalmente entre las personas que están en contacto cercano unas con otras (dentro de 6 pies de distancia), a través de gotitas que se esparcen cuando una persona infectada tose o estornuda. Los pacientes con COVID-19 presentan los siguientes síntomas: fiebre, tos y dificultad para respirar. Por lo que tenemos que estar más atentos a las recomendaciones de los especialistas y tomar la experiencia de otros países.
Se ven ya contagios del virus entre personas dentro de nuestro País y es aquí cuando se aumenta el número de contagios día a día. Muchas personas tendrán la oportunidad de estar en casa y de resguardarse; a quienes tienen esa posibilidad les digo: quédense en su casa y sólo salgan lo indispensable. Otros no tendrán esta fortuna puesto que viven al día. Ante ello, es tiempo de solidarizarse y les pido que apoyemos en lo que podamos a quien más lo necesita.
Es muy difícil para el gobierno tomar medidas drásticas ya que es evidente una crisis económica. Pero es necesario que hagamos conciencia y la razón es sencilla: si menos personas se contagian, saldremos en menos tiempo de esta terrible situación.
Celebro que el pasado 24 de marzo en el Diario Oficial de la Federación se haya publicado el ACUERDO por el que se establecen las medidas preventivas que se deberán implementar para la mitigación y control de riesgos para la salud que implica la enfermedad por el virus SARS-CoV2 (COVID-19); así como las medidas de seguridad sanitaria donde se ordena la suspensión inmediata del 30 de marzo al 30 de abril de 2020 de actividades no esenciales en los sectores público, privado y social con la finalidad de mitigar la dispersión y trasmisión del virus.
Lo importante aquí es que creamos que lo que está pasando es terrible y real. La prioridad de cualquier gobierno es salvaguardar la vida de los ciudadanos y nosotros debemos de hacer equipo con nuestras autoridades.
Hace dos semanas, alguien muy querido para mí que tristemente partió de este mundo me dijo: Dios sabe por qué hace las cosas. Tal vez no sean creyentes pero esta frase ha significado mucho para mí, ya que las cosas pasan por algo. Tal vez en estos momentos no entendemos esta situación; sin embargo, cuando veo imágenes de animales paseando por la calle, de ríos menos contaminados, de calles sin basura, me pongo a pensar el daño que le hemos hecho a nuestro planeta.
Para finalizar esta columna, quiero compartirles la siguiente lección que nos está dejando el COVID-19, la cual leí hace unos días. Lo material no vale nada si no tenemos salud, los humanos somos vulnerables, el agua es el recurso más preciado, la vacuna más efectiva es lavarse las manos constantemente, bridemos amor a nuestras familias. Y sobre todo, dejemos de pensar en beneficios individuales y practiquemos lo que nos hace mejores seres humanos: la solidaridad.
Nos leemos la próxima. Bendiciones.
