Crecimiento de fe en familia
Crecimiento de fe en familia
Por
I.Q. Sandra B. Lindo Simonín
Una de las mejores maneras para crecer y
profundizar en la fe en el hogar es compartiéndola, utilizando un lenguaje
común de fe. Hay muchas maneras de compartir la fe con los demás. Compartir tu
fe no se trata de hablar: se trata de escuchar primero.
El aprender a amar y criar a nuestros hijos
como personas de fe y seguidores de Jesús es una labor difícil y es para toda
la vida. Es importante reconocer que la vida de los demás es un regalo y no una
posesión, tenemos la responsabilidad de criar a nuestros hijos a la imagen y
semejanza de Dios, no a la nuestra.
Es muy importante reconocer lo sagrado que es
comer como familia y aprender a descubrir a Dios en los momentos del diario
vivir, como cuando se hacen las compras del mercado, cuando se ayuda con las
tareas escolares, cuando se acompaña al esposo o los hijos a realizar alguna
actividad… Es en estos momentos cuando se encuentra a un Dios presente y
vivo.
Hay momentos de encuentro como una manera
simple y significativa de enfocarse en las experiencias más importantes en esas
noches de comida familiar o cualquier otro día cuando la familia se reúne
(celebración de algún sacramento, partidos de futbol, carnes asadas etc.).
Invitemos a cada integrante de la familia a que comparta un momento de su
pasado más reciente cuando se toparon o se encontraron con Dios en sus vidas,
en otras palabras, ¿dónde vieron recientemente alguna evidencia de la presencia
de Dios en su vida o en el mundo?
Valorar el tiempo como familia son los
mejores recuerdos que sus hijos tendrán de ese gran amor que recibieron en la
casa y el tiempo que pasaron juntos como familia. Cuando planee una actividad o
algún cambio de horario pregúntense, ¿al hacer esta actividad o este cambio,
estaré fortaleciendo o debilitando nuestra relación como familia?. Se debe
buscar oportunidades de trabajar juntos como familia en servicios comunitarios,
como asistir y alimentar a los desamparados, donar ropa o artículos del hogar a
las familias necesitadas o visitar algún albergue y ayudar algún vecino de la
tercera edad.
Debemos trabajar arduamente para lograr
familias católicas fuertes en la fe que puedan cultivar la próxima generación
de discípulos activos.