CRI-CRI EN TIEMPOS DE CAMBIO
&-¿Quién es ese que anda ahí?&
Así iniciaba, queridos amigos el programa de radio en la XEW de Francisco Gabilondo Soler, CRI CRI. El pasado 6 de octubre aniversario de su natalicio. Viene a nuestra mente los recuerdos, de la abuela, la madre solidaria, la familia, células del tejido social del México que se fue sin decir adiós para dar paso a una postmodernidad ajena que aniquila la vida cotidiana, arrastrando miseria y contradicciones que abrieron la puerta a nuevas formas de entender el mundo generando nuevas formas de organización, en todas las áreas de la vida social y política del siglo XXI.
Canciones, juguetes, usos del tiempos, entretenimientos y nuevas tecnologías ayudan a confundir los valores, hacen de la mercancía el fetiche de la sumisión al poder y al dinero. Comportamientos que antes eran considerados antisociales hoy son legales.
Se fueron nuestras calles donde jugábamos, también nuestros juegos, juguetes, pasatiempos y hasta la inocencia.
Las canciones del señor Gabilondo Soler invitan a la atención, promueven imaginación; condiciones necesarias para la creatividad. Dirigidas a un público en la fase sensible de su desarrollo cognitivo, contribuyeron a la formación de los infantes de aquella época. Cri-Cri, icono mexicano de la música infantil del siglo XX, es coherente con su propuesta. En la época de oro de la radio, medio de comunicación que valoraba el talento musical, su propuesta armónica, la letra poética y la interpretación artística recorrió todos los ritmos musicales para desarrollar una refinada apreciación musical en los infantes sin distingo social.
Enmarcado en el periodo de la postguerra, continuando el inicio del “el milagro económico mexicano”, con el prototipo de familia tradicional se reunía en torno a la mesa deleitando sabores y mostrando su solidaridad comunitaria. Escuchar la radio implicaba el punto de reunión de los hermanos, amigos y vecinos. Frente al aparato receptor y mirando a la pared, con una amplia sonrisa tarareando canciones, se re-creaban entretenidos imaginando personajes de la música de nuestro “grillito cantor”. Su magia consistía en que el niño era el personaje central sin él, la historia no tiene sentido, es él quien le da vida mentalmente al cuento musical, es el verdadero protagonista.
¿Qué pasaría hoy con el talento de Cri-Cri?, ¿Tendría éxito en esta época? Responder a estos cuestionamientos, implica una provocación a analizar y discutir los nuevos paradigmas impuestos por la vorágine postmodernista que ha permeado en todas las áreas de la vida social y política. Por lo pronto, aquí solamente haremos un pequeño acercamiento.
El cambio de modelo económico de un Estado protector de una política enfocada al bienestar social, a un Estado de orientación neoliberal impactaron como efecto dominó a diversas estructuras sociales, iniciando con la reducción de oportunidades en empleo, educación, hasta desaparecer la denominada clase media, estos fenómenos se expresan en la descomposición del tejido social desde la familia, barrio, comunidad. Se multiplican rutas migratorias. Con el consecuente aumento de los índices de pobreza y marginación. La desigualdad social campea en la tierra, el consumo es moneda del mercado financiero y social. No importa cómo se consigue lo material haciendo a un lado el desarrollo humano, porque la competencia por sobrevivir hace que el deporte global sea pisotear al prójimo. Las miserias humanas son inspiración de nuevas letras musicales y productos para la industria del entretenimiento por la vía de los talk shows, espejo de nuestra aberrante realidad.
Cóctel de factores que han impactado en la calidad de vida de todos los mexicanos, en los últimos treinta años. En muchas partes predomina una cultura del miedo, porque la violencia es el artículo favorito en tiempos neoconservadores.
Transformaciones plásticas “jijas” del marketing, imponen modas para el consumo, mientras se deterioran instituciones, se ponderan mercancías sin valor que tienen precio, empaquetadas con imágenes de mujeres bellas, productos milagro que detienen los estragos del tiempo, hasta la fe en pare de sufrir. Las producciones excluyen talento e inteligencia, pregonan ignorancia.
Al mismo tiempo que abren la ventana a un futuro cercano, cuando los adultos de mañana se forman con los criterios de la tv, se pueden visualizar seres violentos, intransigentes, corruptos, acríticos que garantizan larga vida a la corrupción del sistema.
Por eso no me olvido del señor Gabilondo Soler, por eso apoyemos todas las manifestaciones artísticas que eleven el espíritu para construir seres libres a partir del amor a la vida y nuestras culturas.