CRISTO RESUCITADO NOS OFRECE VIDA DIGNA
CRISTO RESUCITADO NOS OFRECE VIDA DIGNA
La fe en Cristo dejaría de ser lo que es, si no ofreciera la vida
verdadera ante la muerte de cualquier persona, si no garantizara la destrucción
de todo tipo de esclavitud y alienación permanente. La resurrección la otorga
Dios a toda persona en Cristo como una participación en la vida gloriosa. Con
la resurrección de Cristo, la persona llega a la esfera de la comunión total
del amor y a la feliz condición de una vida plena y simultánea de la gloria de
Dios. La gloria de Dios consiste en que el hombre tenga vida plena y la vida
del hombre consiste en gozo permanente de la gloria de Dios.
Cristo con su resurrección, don gratuito de Dios, apaga la
sed de toda persona y le concede el destino añorado de todo el caminar del ser
humano. La resurrección de Cristo otorga y concede la consumación de un amor
indestructible y total que abre un horizonte de gozo y alegría sin fin. En
Cristo resucitado, el hombre queda abierto a la totalidad de la realidad y
orientado a todas las direcciones que lo llevan a ser un ser pleno.
La vida nueva entregada por Cristo nos da una luz potente,
para descubrir la inadvertencia imperceptible de los pequeños pasos que muchas
personas damos hacia la indiferencia de todos los problemas que estamos
viviendo. Se descubre el gota a gota que perfora la conciencia personal y
colectiva, embotándola hasta el punto de volverla incapaz de reaccionar ante la
mentira sistemática, ante la injusticia de un progreso para una élite
privilegiada y ante tantas promesas ilusorias y sin posibilidad de cumplirse
jamás. La vida nueva de Cristo resucitado es la que despierta la insensibilidad
personal, para que nuestra conciencia sea una voz sonora y distinguible en
favor de un progreso integral de todos y para todos. En Cristo resucitado vida
digna para todos.
Pbro. Juan Beristain de los Santos Director
Oficina Comunicación Social Arquidiócesis de Xalapa