Cuando el mundo no era mejor
Cuando el mundo no era mejor
Por Alberto Loret de Mola
(Lectura no apta para
chairos y chayoteros en ejercicio)
Cuando el mundo, y en
concreto México, no había sido rescatado, transformado pues, se vivía mejor en
un mundo que, a decir de las lumbreras que nos gobiernan, era peor. ¿Por qué?
Unos aseguran y
coincido con la apreciación, que se robaban mucho dinero, pero… no todos.
Sin pretender hacer una
radiografía ni un relato histórico, de esos que se leen en vez de tomar tafil,
pretendemos hacer una comparación entre el mundo ya “transformado” mágicamente
y lo de antes, lo que no era conveniente para nosotros.
Vamos a comenzar por
Xalapa: antes, un alcalde como Manuel Fernández fue capaz en un solo trienio de
embellecer y volver la ahora avenida Ávila Camacho en la, hasta ahora, mejor
vialidad de la ciudad. La amplió, le puso banquetas y se juntó con los
comerciantes y propietarios de predios y juntos llenaron de bellas luminarias
sus calles. Remozó parques y hasta mármol le puso a algunas banquetas del centro
de la ciudad. No había baches, había orden y no se reportó ni endeudamiento ni
el criminal sub-ejercicio, tan de moda en estos días de acrisolada e inútil
honradez, creemos para financiar futuras campañas.
A partir de Hernández
Villalpando, en la capital veracruzana se vivió una sana convivencia política
entre gobernante de diferentes líneas políticas y Rafa realizó una importante
obra que no luce porque está enterrada: el drenaje de decenas de colonias que
gozan gracias a su gestión, de sanidad. Ésta fue concluida por Reynaldo
Escobar. A Hernández Villalpando se le botó un tornillo por los problemas con
el relleno sanitario y fue a tirarle un camión de basura a Miguel Alemán. Para
no alargar el tema, terminó privado del fuero y por poco lo meten a la cárcel
por un motivo ajeno al tema: tener dos hogares. ¡Adúltero! Pero realizó una
aseada gestión al igual que su sucesor.
Ricardo Ahued resulto
excelente en todos los sentidos. Él sí es un tipo honesto.
Con las siglas del PRI,
Verde y Nueva Alianza llegó Américo Zúñiga, quien a pesar de convivir con
Yunes, militante de otro partido, construyó en su gestión, entre otras cosas,
250 gimnasios urbanos, y rehabilitó auditorios y espacios para la cultura y
recreación; su obra hidráulica fue muy importante: construyó más colectores
pluviales que las tres anteriores administraciones; renovó la imagen urbana y
reconstruyó calles y banquetas del centro y, con el pujante consorcio de
Chedraui, pavimentaron más de 60 calles; programas como “Alcalde de tu escuela”
y un inmenso gasto de 300 millones en educación, fueron la cereza del pastel.
No heredó deuda pública, al contrario, dejó dinero para que arrancara la
siguiente administración y fue reconocido por su transparencia.
Y llegó la cumbancha al
ritmo de la 4T. Una calle inaugurada, una calle rota. Los parques y jardines
olvidados tanto que Cui ha tenido que ponerse a chapear para ver si se entera
el inútil de Hipo Litio dé lo mal que se ve la ciudad a su cargo. El
sub-ejercicio para reintegrarle dinero a la federación es un acto de corrupción
dirigido a fondear a MORENA para los próximos comicios y es una constante en
los gobiernos morenistas quienes, enarbolando la bandera de la honradez, privan
al pueblo de la obra que les corresponde. No invertir el dinero destinado a la
infraestructura o la salud no es ahorro. No utilizar los fondos para el
deporte, la educación o la recreación no es ahorro. No es honrado pichicatearle
a los ciudadanos los recursos para seguridad para hacer un guardadito para los
acarreos políticos del próximo año. No es honrado, ni honesto, ni conveniente,
ni ético, ni digno dejar ejercer lo que a la ciudad le corresponde. ¡Corruptos!
¿Qué quiere Xalapa?
¿Qué queremos los que amamos a la ciudad de la cultura, la neblina, la bohemia,
el buen hablar y el mejor comer? Poder transitar seguros, en calles sin baches,
con un buen servicio de agua, con obras de desarrollo y parques para nuestros
niños. Queremos impulso turístico, apoyo al comercio, alumbrado público,
seguridad y más seguridad. Necesitamos desarrollo y que los recursos todos,
sean aplicados, que se gestionen partidas adicionales para resolver los
problemas que esta administración dejará a sus sucesores. ¿A quiénes poner?
¿Quién para alcalde? La respuesta es obvia. Aunque los chairos lobotizados no
lo entiendan así. No se trata de un grito de guerra sino de supervivencia.
PS? No escribimos mal
Hipo Litio, o baja de litio en el cerebro, como nombre del infausto edil que en
mala hora y con aval de Cui, desbarrancó a la mejor ciudad de México y la
convirtió en el basurero que es hoy. Urge un rescate. A eso nos referimos.
Alberto
Loret de Mola
Periodista
-Imagen Sabores de México