Cuatro años: ¿Qué sigue?
Pedro Peñaloza
La más horrible variante de la soledad: la soledad del que ni siquiera se tiene a sí mismo.
Mario Benedetti
1. Un presidente solo. Enrique Peña Nieto vive una circunstancia especialmente compleja. Lo rodean muchos pero lo apoyan pocos. Sus cercanos del gabinete están nerviosos por la sucesión adelantada. Esperan el banderazo de su jefe, lo cultivan y le aparentan lealtad. La crisis múltiple arroya a todos. No hay quien se salve. En ningún rubro del régimen hay buenas noticias. Los pesares y tropiezos persiguen en todo momento al inquilino transitorio de Los Pinos. Sus asesores le inventan poses, discursos, reuniones con esquemas de simulación y farsa.
Nada funciona, su imagen cae en picada y poco o nada la detiene. El duopolio televisivo parece distanciarse de él, su utilidad tiende a ser menos importante, es indefendible. Seguramente ya están armando al nuevo candidato.
El peor enemigo de Peña -y vaya que tiene algunos- es la situación económica, ya que el sucesivo crecimiento mediocre y el errático comportamiento de la órbita estadunidense, de la cual dependemos umbilicalmente, lo imposibilita a ofrecer alternativas y a levantar banderas optimistas reales de un mundo mejor.
2. Derechos humanos: veneno cotidiano. El Gobierno actual, aunado a su crisis económica, también vive una crisis política y de legitimidad. Los actos violentos en todo el país reflejan fracturas en las instituciones del control formal y el grupo en el poder no atina a plantear alternativas que los desactiven. ¿Es el costo de la puesta en marcha de una estrategia que tiene como pilar la reacción policial y el endurecimiento penal? Sí, todo indica que no hay ninguna intención de modificar un paradigma que consolidó, de manera ampliada, Felipe Calderón y que ahora se ha reproducido en la administración Peñista.
Ahora bien, el presidente Peña ha dicho recientemente que los principales delitos están concentrados en el 10 por ciento de los municipios, pero que representan el 42 por ciento de los homicidios. ¿Qué hará el grupo gobernante? Nada novedoso. Enviará a las fuerzas federales y dejará intocadas las variables sociodemográficas que detonan violencias y exclusiones múltiples. No puede hacer más, es prisionero de su lógica reactiva y de la convicción neopositivista-penalista de que únicamente el orden garantiza el desarrollo. La vieja y remisa teoría del goteo. Crecer y después repartir es parte del catecismo del peñismo y aliados. Los fríos números indican el fracaso del enunciado. Hoy México es más desigual y la riqueza está más concentrada en el último decil.
3. ¿Qué informar? El día de hoy el titular del Ejecutivo cubrirá la formalidad legal y obligatoria de enviar al Congreso de la Unión el corte de caja de su administración. Cifras y números, lisonjas y auto complacencias, trazos abstractos y lugares comunes. No más. El fracaso de un Gobierno que inició plagado de promesas y hoy no puede cumplir ninguna. La desesperanza de millones de desposeídos de mínimos satisfactorios y el cinismo de una clase política atrabiliaria e insensible que ya se apresta a la disputa por Los Pinos. Y en especial la llamada izquierda exhibida en su enorme pequeñez.
Epílogo. Cuatro años transcurridos y dos años más en el horizonte. Hasta las llamadas calificadoras internacionales sostienen que “México ha perdido el rumbo”. El ciudadano Videgaray juega con los números y con las mayorías. En tanto la fuga de capitales sigue sin sobresaltos, la opulencia y la glotonería de las facciones de la burguesía insultan y avergüenzan, los salarios se hunden en la precariedad. La obscuridad de la incertidumbre marca el futuro mexicano.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz