Cubriendo la cobertura: Conflicto en Gaza
Por: Alejandro García Rueda
Preámbulo
El presente texto –así como los anteriores– no tiene como pretensión imponer «la verdad» de quien suscribe; si hubiese alguna finalidad sería quizá la de ofrecer un punto de vista, consignar los hechos y/o tejer una relación de ellos con lo que como autor se puede considerar (nótense comillas a continuación) como “área de competencia”.
En esta ocasión, El Azote de Dios se centrará en la cobertura que destacan los medios del conflicto en la franja de Gaza sin hacer del tema un asunto entre buenos y malos pues a final de cuentas para ello también hay otros espacios.
Lo que se ha manejado en los medios
La violencia en Gaza continúa. Los bombardeos en aquella zona se intensifican pese a las peticiones internacionales de cese al fuego y las víctimas mortales que sumaban alrededor de 58 muertos en un principio, ahora –según datos de la cadena CNN– suman mil, aunque hay confusión en las cifras.
Publicaciones internacionales como El País (España) dieron cuenta de la ofensiva israelí, del poderío del armamento de Hamas y del alcance destructor de ambos bandos.
Según cálculos de la ONU consignados por el rotativo europeo anteriormente referido, más de las tres cuartas partes de las bajas son civiles y en México, La Jornada publicó que, según información dada a conocer por la UNICEF, al menos 239 niños murieron en los enfrentamientos recientes entre israelíes y palestinos.
Entre el despliegue de fuerzas militares por vía terrestre –como no ocurría desde el 2008- pasando por las treguas humanitarias, los esfuerzos internacionales por encausar un proceso de paz y expresiones que hacen alusión a jornadas sangrientas para referirse a lo que ocurre en la franja de Gaza, la prensa ha encontrado espacios para insistir en que la zona de conflicto vive un incremento en la violencia.
Las coincidencias en los distintos medios de comunicación –que no son tan frecuentes– apuntaron a que en los más de veinte días de conflicto reciente, se vive una etapa sumamente violenta. Se habla de más de 100 palestinos muertos en los bombardeos de ayer y del daño a la única planta de luz que afectó a más de un millón de personas. El cese de la violencia en Israel no ha encontrado eco y ante el clima que permea a la región el presidente de aquella nación no tuvo más opción que pedirle a su pueblo que se prepare para un largo conflicto.
El dato del morbo
La televisión, la radio e inclusive la prensa escrita y el internet se nutren de personajes que les permitan mantener o mejorar sus niveles de audiencia y en ese sentido, la figura de Barack Obama vende.
Desde que comenzó esta nueva etapa bélica hay una clara diferencia entre el gobierno de Estados Unidos y el de Israel. Obama exige un cese inmediato de los ataques y el gobierno de Israel mantiene su política y afirma que su seguridad está por encima de lo que digan las encuestas que miden a la opinión pública.
La intromisión del mandatario estadounidense en el conflicto y en la arena mediática, así como el manejo que se le da a sus declaraciones rozan el morbo. Como si de un asunto de respuesta a la sociedad de consumo se tratara, se posiciona a Obama en “la trama” del enfrentamiento entre israelís y palestinos como el personaje que detona expresiones como “¿Y ahora qué va a pasar? ¡Esto se va a poner bueno!”. El morbo vende y lo único que falta es que a los editores se les ocurra incluir una leyenda que diga algo como “No se pierda el próximo capítulo el día de mañana en su puesto de periódicos más cercano”.
Un dato que hace falta consignar
Partiendo de lo obvio, la cruenta historia que enlaza al pueblo israelí con el palestino es un tanto añeja y se ha visto enmarcada a través del tiempo por un clima de violencia incesante, pero vale la pena focalizar la mirada en lo que sucede desde hace 9 años:
Israel ha sido atacado en incontables ocasiones dentro de la historia reciente y no reaccionó (por lo menos no en su totalidad) de una manera incisiva en 8 años, pero este año respondió y ahora los papeles se han invertido; Israel es el crucificado por medios nacionales y extranjeros –Hamas, sin perder su peso, ha pasado a segundo término– y lo preocupante (si se puede decir así, además de la situación en medio oriente) es que aun no hay una cobertura suficientemente balanceada.
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