CUENTOS LATINOAMERICANOS
CUENTOS LATINOAMERICANOS
René
Sánchez García.
Un acto de verdadera
justicia literaria fue la que realizaron CERLAC/UNESCO y Editorial Planeta,
S.A., en el año de 1992, al publicar una antología de lecturas dedicada a los
jóvenes. El volumen a que me refiero lleva por nombre 16 Cuentos Latinoamericanos,
destinada para lectores principiantes de los países de habla hispana.
Esta antología reúne, como el titulo lo indica,
los 16 cuentos más importantes, escritos por los autores más sobresalientes
(según la compiladora) de los siguientes países, ordenados de manera
alfabética: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile,
Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela.
Martha Muñoz de Coronado, directora de la
edición de 16 Cuentos Latinoamericanos, tuvo el tino de seleccionar a uno
de los autores más representativos de cada país: Julio Cortázar, Oscar Cerruto,
Murilo Rubiao, Gabriel García Márquez, Rodrigo Soto, Senel Paz, Antonio
Skarmeta, Iván Eguez, Augusto Monterroso, José Emilio Pacheco, Sergio Ramírez,
Alfredo Bryce Echenique, Magaly García Ramis, René del Risco Bermúdez, Mario
Benedetti y Francisco Massiani, respectivamente en cuanto al orden citado. Ella
menciona que los cuentos fueron seleccionados en base a su contenido de tipo
juvenil, para un público también joven.
En la lectura del prólogo encontramos el
objetivo primordial: “Lo anterior sería casi un lugar común si no se le
contextualiza algo más concretamente. Y tal vez desde esta perspectiva no deba
pasar desapercibido que son cuentos de jóvenes en un mundo también joven”. Y
agrega más adelante ella: “Y en ese punto puede dar lecciones decisivas,
inclusive a los mayores, después de todo, si caree de experiencia en muchos
campos, las tiene todas en el de la formación: es su propio ámbito cotidiano”.
Esos fabulosos cuentos breves o narrativas
juveniles son: “La señorita Cora”, “El
círculo”, “El bloqueo”, “Un día de éstos”, “Uno en la llovizna”, “Como un
escolar sencillo”, “El ciclista de San Cristóbal”, “Conciencia breve”, “La rana
que no quería ser una rana auténtica”, “La reina”, “El cantarfler”, “Con Jimmy
en Paracas”, “Flor de cocuyo”, “Ahora que vuelvo, Ton”, “Corazonada” y “Un
regalo para Julia”. Cuentos que se leen de una sentada rápida y que dejan
un aprendizaje de vida duradero.
Antonio Cornejo Polar, menciona: “Al menos, es lo que pide una literatura
que no teme enfrentarse a los problemas, individuales o sociales, y que invita
al lector a participar en la aventura de ir descubriendo el sentido de la
existencia. Que le pide ser tan joven como ella”.