Cuitláhuac, entre el baile y el machete, ¡Lo perdimos!
Cuitláhuac, entre el baile y el machete, ¡Lo perdimos!
Por Edgar Hernández*
Cuitláhuac,
como decían las abuelas, resultó un bueno para nada.
Ahora
le ha dado por aparecer en las redes sociales todo el santo día logrando que se
acentúen las burlas en su contra.
Característica
natural, no que mal escriba que lo hace, sino que hable con faltas de
ortografía; que use ese modito de pronunciamiento jarocho sin serlo; que
defienda a su partido con argumentos fútiles y que su mejor escuela -en abierto
remedo al Peje- sean las mentiras.
Muy
su bronca que le gusten los tacos de tripa gorda; que se empeñe en chapear en
lugar de gobernar o bailar salsa o danza autóctona, o hacerla de pintor de
brocha gorda, pero ¿hacerlo cuando el estado se está cayendo a pedazos?
También
muy su problema que ande tras la corcholata Claudia Sheimbaum, recorriendo el
país en aviones del gobierno del estado y enviando fotografías donde se ve en
primera fila en los informes de sus pares en toda la república como si fueran
logros de gobierno.
Y
muy de él y su mal gusto ocuparse en perder el tiempo adornando su Palacio y
las plazas pública so pretexto del Día de Muertos; ordenar banquetes y disponer
que todos sus colaboradores se pintarrajeen la cara en remedo a las calaveras y
catrinas para luego enviarlos a desfilar desatando la mofa ciudadana.
Pero
bueno, todo admisible en un ambiente de paz y armonía social.
Pero
asegurar que la delincuencia ya bajó, que se ha cumplido con el programa de
vacunación o que no hay corrupción en Sefiplan y que la Secretaría de Obras
Pública cumple con honestidad, es verdaderamente inadmisible.
No
se pueden andar con tantos festejos públicos y dilapidación de los dineros que
no son de ellos – a menos que se lo roben- ante necesidades apremiantes por
atender.
Ya
vemos los edificios públicos colmados de adornos mortuorios con cargo al
erario; disfraces y maquillajes para la burocracia a fin de estar acorde a los
festejos y viandas y ofrendas públicas para recordar a los que ya se fueron,
con cargo al erario.
Y
en paralelo ver pleno al gobernante bailando por las calles buscando
congraciarse con la ciudadanía sin reparar en la molestia ciudadana por los
estragos de la pandemia, la escalada feminicida y las raterías de su gobierno
que ya nos tienen hasta la madre.
Como
que todo en Palacio funciona al revés.
El
en lo suyo “inaugurando” tramos carreteros para la foto; cortando listones
inaugurales de escuelas remozadas inexistentes y asumiendo que en materia de
turismo somos una potencia cuando en Veracruz no se paran las moscas.
Y
ese insistir en no se ha contratado nueva deuda escondiendo los casi 8 mil
millones de préstamos externos en tres años -para las siguientes semanas entrarán
mil 800 millones para pagar aguinaldos -hace tres años fueron 2 mil 500
millones, en 2019, 2 mil 400 y el año pasado mil 800 -, o persistir en que no
hay subejercicio cuando está comprobado que en el primer año fueron 3 mil 800
millones los que se devolvieron y para este se calculan 4 mil 900 millones los que retornarán a las
arcas federales de la hacienda pública.
Cuitláhuac
es, a no dudar, un reyecito, que presume gobierna a gente como él, sin
preparación básica, rehén de engañabobos y vencedor de fifis y yunistas.
En
la parte oscura de su personalidad sabe que no le queda de otra que seguir insistiendo
en que Morena es la salvación de Veracruz, que él es un santo porque así lo
determinó el Peje y que gracias a que está “bendito” todos los seguidores de
Morena-Veracruz se la deben y que el “Gutierritos” de moda no tiene vela en el
entierro jarocho.
Es
el espejo en el que gusta mirarse todas las mañanas.
Esa
es la tragedia que vive Veracruz a unos días del tercer informe de gobierno de
Cuitláhuac García.
Mientras…
¡Que siga el baile!
Tiempo
al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo