Cuitláhuac, entre la pataleta y el pánico
Cuitláhuac, entre la pataleta y el pánico
Por Edgar
Hernández*
¡Ahued,
vela armas; Pepe a su lado!
Trascendió que ayer en horas de la tarde, Cuitláhuac
García localizó finalmente al diputado Juan Javier Gómez Cazarín, escondido
bajo un escritorio.
Estaba en compañía de sus dos contlapaches Humberto
Oliverio Hernández Reducindo, autor del proyecto de Reforma Electoral, ayer
abortada por la Suprema Corte, y David Ángel Moreno, catedrático del Colver y
asesor del Congreso del estado, que fue quien elaboró el dictamen de dicha ley.
Ya desde el pasado fin de semana cuando el Tribunal
Electoral de la Federación, daba a conocer a la opinión pública que echaba
abajo dicha reforma que sin argumentos jurídicos rebanaba en un 50% las
prerrogativas a partidos políticos, mandaba al carajo a los Consejos
Municipales y atajaba cualquier intento de legislar en favor de la “Revocación
del Mandato”, Eric Cisneros, se desmarcaba y “patitas pa´que las quiero” huía
de la escena del crimen.
En tanto Gómez Cazarín se daba por muerto, o mas
bien por enfermo, a grado tal que informó a la oficina del gobernador que si
sabían contar no contaran con él ya que estaba encamado en el hospital de “Los Ángeles”.
Este amigo, calificado de iletrado por los más
acreditados juristas de prestigio en Veracruz, es de los que tira la piedra y
esconde la mano.
Se le recuerda que se dio por contagiado de Covid-19
el pasado 15 de junio luego de desestabilizar al Poder Judicial que dio lugar a
la caída de magistrado presidente Edel Álvarez Peña y mayoritear, a la mala, a sus
pares en la aprobación de la Reforma Electoral.
El punto es que ya para cuando vino el madrazo ayer,
al filo de las dos de la tarde, la oficina del jefe ardía.
Se hacía presente al mismo tiempo el pavor de un
atarantado Cuitláhuac temeroso de no resistir una Revocación de Mandato en la
primavera del 2022 como resultante de una previsible debacle de Morena en junio
del año próximo.
Cuitláhuac dejaría de estar bendito para entonces y
la rendición de cuentas, que no es su fuerte, terminaría por destruirlo y
eventualmente ponerlo no como funcionario de segundo o tercer nivel con empleo en
el gobierno federal, sino con un pie en la cárcel.
El palo dado a su gobierno, tal como bien define
Arturo Reyes Isidoro, golpeó la línea de flotación de la estructura de poder y
el barco ya empezó a hacer agua.
Y de nuevo.
Por enésima ocasión empieza a circular la versión de
que a partir del primero de diciembre el gobernador podría pedir licencia al
cargo para dar paso a alguien que, previa revisión, sí tenga conectado el
cerebro con la lengua; que al menos tenga sentido común y, lo más importante,
que frene la escalada de corrupción que la vuelta de 24 meses ha tomado carta
de naturalización en Veracruz.
Sigue sonando el nombre de Ricardo Ahued y regresa
al escenario el rumor, ese cosquilleo que coloca a Pepe Yunes en fórmula y no
como eventuales candidatos uno a la alcaldía de Xalapa y el otro por una
diputación federal por el distrito de Coatepec, sino para dirigir los destinos
de Veracruz.
Eso es solo un rumor.
Sin embargo, la versión anima al cotarro político ya
que se trata del rescate de Veracruz hoy en mano de malandros.
Ya por lo pronto tras el madrazo a la malhecha
Reforma Electoral cancelada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la
pregunta obligada es saber de donde van a sacar la Secretaría de Finanzas, los
60 millones de pesos que le quitaron a los partidos políticos para
reembolsárselos antes de que termine el año.
Luego saber cómo atajará el aturdido gobernador una
inminente legislación en favor de la Revocación del Mandato, para
posteriormente reconstruir a Morena, que ni dirigencia tiene, para
posteriormente intentar parar a los partidos políticos firmes con las alianzas
y la preservación de sus presidencias municipales.
Como se observa pues, el panorama no es nada
halagüeño… y la diarrea que no le para al Cuícaras.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo