Cuitláhuac “mequetrefe”
Cuitláhuac “mequetrefe”
Línea Caliente
Por Edgar Hernández*
A
mitad del camino y luego de serios tropiezos y desatinos -nepotismo, corrupción
e inseguridad- el gobierno de Cuitláhuac García se ha plagado de insultos y
descrédito como resultante de una inopinada confrontación con uno de los
poderes de la república.
Colocado
desde el arranque de su administración entre los tres peores gobernadores de la
República, este singular mandatario arropado por otro, el Peje, está cierto que
el insulto y calificativos contra representantes del Senado de la República, es
el camino de la gobernabilidad.
Se
equivoca.
No
basta el apoyo presidencial si se carece del ciudadano.
Ya
mismo, este singular mandatario, quien mueve a la conmiseración y a la burla
por sus moditos y expresión cantinflesca, acusa de “golpista” a las más altas
autoridades de la República, quienes en su justo derecho reclaman justicia y
legalidad ante la violación de los derechos humanos y encarcelamiento para los
adversarios políticos.
Cuitláhuac
malamente cumple la consigna de polemizar contra los mismos de su clase
-Ricardo Monreal es de los fundadores de Morena y Dante Delgado, hasta el
arranque de la actual administración fue el más importante aliado de AMLO-
creyendo que, desconociéndolos, minimizando su representatividad y desatando
campañitas negras en su contra, cumple a cabalidad con el mandato superior.
Se
equivoca.
Como
se ha equivocado desde que arrancó se gestión en medio del desánimo social al
constatar que el entuerto que arrojó el “Efecto Peje” que lo llevó a la
gubernatura, el “Juanito veracruzano” no era más que un títere, un payaso de
pueblo que solo servía para animar mítines, no más.
Rodeado
de, estos sí auténticos mequetrefes, creyó que gobernar era obedecer ciegamente
las instrucciones de Palacio Nacional llevándose como premio el botín el
presupuesto y mandando al carajo a los más de 8 millones 300 veracruzanos, de
los cuales dos millones fincaron sus esperanzas de que por fin llegaba la
honestidad y en buen gobierno.
Bastaron
tres años para comprobar la profunda crisis política -la económica y la social
de tiempo atrás ya habían tomado carta de naturalización- en la que está
sumergido el gobierno del estado.
Ni
en las peores épocas del iracundo Acosta Lagunes o del polémico Dante Delgado,
que terminó en la cárcel por también confrontarse con los poderes federales, ni
las ausencias de Chirinos y Alemán, mucho menos el criticado populismo de Fidel
Herrera, corruptelas de Javier Duarte o las ambiciones y venganzas de Yunes
Linares, fueron tan desproporcionadas como las que estamos viviendo con
Cuitláhuac García.
El
baño de excremento que ha recibido a nivel estatal y nacional es incontenible.
Más
la torpeza con que se defiende.
Desproporcionado
que sus asesores le aconsejen que si sigue por ese camino tiene garantizado el
derecho de vota para el sucesor y un ministerio federal con la próxima
presidenta de México, Claudia Sheimbaum.
Y pésimo que como estrategia mediática se
obligue a la burocracia -alta y media- a apoyarlo en las redes sociales ante la
detención de Juan Manuel del Rio Virgen que desencadenó la polémica nacional.
E
insólito que en su favor se implemente una campaña propagandística en las redes
sociales en donde el lema es ¡Resiste! como si adelantaran su caída.
Desde
hace un par de días el gobierno del estado y su desatinada área de prensa han
inundado WhatsApp, Facebook y Twitter con fotografías del mandatario con la
etiqueta: “El Mejor gobernador que ha tenido Veracruz”
Y
por si no fuera suficiente dicha cruzada se muestra complementada con otra de
respaldo a la cuestionada Fiscal General, Verónica Hernández Giadans en donde
se muestra una fotografía acompañada de la leyenda: “Porque soy mujer, yo apoyo
a la #FiscaldeVeracruz”.
¡Vaya
genialidad!
Mientras,
el círculo de poder aldeano feliz. Cuitláhuac está cierto que en lo oscurito,
desde Palacio Nacional, el Peje aplaude sus travesuras y pendejaditas.
Por
lo que se observa al llamado “Cuícaras”, le vale que Ricardo Monreal y Dante
Delgado coincidan en señalar que “Veracruz está gobernada por un par de
mequetrefes -en referencia a Cuitláhuac y al Bola #8- que solo lastiman a la
sociedad con su abuso de poder”.
Y
tan le vale que ahora, hasta ahora, el atarantado gobernante se da cuenta de
una realidad histórica y llame a la prensa crítica a hacer denuncias
documentadas sobre presuntas irregularidades de su gobierno.
¿Es
que apenas le enteraron sus asesores que la prensa crítica históricamente ha
cumplido su papel no solo con su gobierno, sino con todo acto de corrupción y
mal gobierno al paso de cada gobernante?
En
Cuitláhuac se da aquello de que quien olvida la historia corre el riesgo de
vivirla dos veces.
Con
su desatinada expresión queda comprobado que este amigo vive en la luna -o tal
vez con Luna- y que el Derecho a la Información es eso, un derecho, no un
instrumento de gobierno o de propaganda personal.
Y
en todo caso corresponde a la prensa crítica, que no la chaira que hasta
hombrecito lo ve, exigirle como lo ha venido haciendo, que rinda cuentas en que
se gasta el presupuesto destinado a la comunicación social que rebasa los 69
millones de pesos ¿a embutes? ¿A campañitas como la que esta en curso en las
redes sociales? ¿A enaltecer de manera maquillada las obritas públicas? ¿A
cuidar su imagen personal?
Insisto:
¿Dónde queda el derecho a la información constitucionalmente establecido?
Ese
una pena que, tras el arribo de los “mequetrefes” en el 2018, la instrucción haya
sido partir de cero e inventar nuevas formas de gobernabilidad para alcanzar el
cambio prometido.
Tiempo
al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo