CUITLÁHUAC, MOFA NACIONAL, UNA VIDA DE FRACASOS
CUITLÁHUAC, MOFA NACIONAL, UNA VIDA DE FRACASOS
Línea Caliente
Por
Edgar Hernández*
La vida de Cuitláhuac nunca
fue del todo afortunada.
De hecho sus derrotas
siempre las vio como triunfos porque así se lo decía su mamá.
Fue un niño refugiado y
metido en su casa desde muy niño por su timidez extrema. Ya adolescente tardó
en salir del closet. Lo que le gustaba era juntarse a chupar cerveza con sus
primas hermanas una de las cuales, en una noche de farra, Alejandra, muere por
bronco aspiración sin que la auxilie.
Su atribulado padre,
Atanasio, un viejo diputado local opositor que pide ayuda a Fidel Herrera,
quien ordena a Reynaldo Escobar, sacar al joven del país, a Alemania, para que
estudiara un doctorado que nunca aplicó pero que lo tendría fuera de Veracruz en
lo que bajaban las aguas.
Un compañero de viaje al que
le da sida y abandona a su suerte.
Luego el regreso en el
tiempo.
Volver de Berlín a Xalapa, al
barrio de la Progreso Macuiltépetl, donde nos recuerda Armando Ortiz que era
apodado el “Chimpletas”.
A Cuitláhuac, sin embargo, al
paso del tiempo, más gustaría el mote
del Cuícaras, así se anunciaba en su página del Face.
Siempre aferrado al campus
de la UV, a sus patios, sus cafeterías, esas áreas verdes para chelear, los
antros que los rodeaban para seguir cheleando y tronarse dos que tres.
2012 se aproxima.
Los maoístas de Huerta andan
muy activos. Le cierran el ojo a un López Obrador lastimado por tanta derrota.
En Veracruz, les decía el ya para entonces célebre Pejelagarto, voy a construir
el enclave electoral.
Y empezaron a recorrer
pueblos y pueblos; mítines y más mítines. Cada quien con su tarea asignada, pura
talacha. Un periodiquito de una hoja, un volantito en blanco y negro y un ánimo
ciudadano que no levantaba.
Se pierde el 2012 y de nuevo
a empezar.
Se encarga a Huerta fundar
Morena en Veracruz, cosa que hace con la misma palomilla. Ya para entonces, se sabía
quien hablaba con soltura en los mítines, quien en corto tenía un gran poder de
convencimiento, quien podía armar estrategias electorales y organizar mítines y
quien ir por las tortas.
Empezaba a fluir dinero del
crimen.
Cuando se llamó a Cuitláhuac
para decirle que se sumara al resto del equipo de oradores y vieron que era un
fiasco, le dijeron “¡Tú no eres de aquí Cantinflas!, ¿Por qué mejor no amenizas
los mítines vistiéndote de payaso?”
Así nace el “Cuícaras”, por
cierto con una gran simpatía y gracia por sus movimientos corporales y debido a
que sus payasadas le salían tan bien ya que las acompañaba de su aflautada voz.
Viene López Obrador y lo
observa. Regresa y vuelve a regresar, una, dos, tres, miles de veces y lo sigue
mirando concluyendo que lo que necesita Veracruz es alguien como él, que sea
dócil y divertido, un instrumento que no entienda de política ni de leyes, que
no quiera creerse que de verdad es gobernador, que deje en manos de México las
finanzas, la política y la seguridad y que siga aspirando a ser nada.
Llega 2018.
¡Se da el milagro!
La familia feliz, más el
Cuícaras quien, obligado, ayuda al tuercas, un analfabeta que vende autos
usados y a quien hace líder de los diputados, al enanito de Mina, Roberto
Ramos, adicto a la brujería, ungiéndolo Secretario de Salud, a sus medios
hermanos que son un chingo –¡Qué Barbaridad Atanasio!- a cargo de la oficina de
gobierno y giras, a una dama Inés Isabel Romero Cruz, con Prosopagnosia, es
decir con olvidos temporales, para que esté al frente de Poder Judicial.
Y, por supuesto, a su bro, a
Eleazar Guerrero Pérez, hermano de Alejandra, la prima que dejó morir, a quien
entrega 130 mil millones de pesos cada año, que es el presupuesto que tiene
destinado Veracruz.
El resto, es una historia
harto contada.
Fracaso, tras fracaso; error
tras error y, lo peor, una persistente violación a la ley que tiene en la
cárcel o en el panteón a decenas, a centenares de veracruzanos.
Hace unos días hubo
necesidad de que la Suprema Corte, la CNDH y un tribunal colegiado federal le
atajaran el atropello legal contra José Manuel del Río Virgen, para que
procediera su libertad.
La respuesta, consecuente
con su vacío cerebral fue:
“Es lamentable que unos jueces federales insistan en torcer la ley a
conveniencia del presunto homicida solo porque tiene un amigo pudiente. La
parte buena es que ese “buen amigo” ya quedó desenmascarado que sirve a la
corrupción. Ojalá el poder judicial federal corrija el rumbo”.
El “Buen amigo” es el líder del Senado de la República, Ricardo Monreal.
Ese es Cuitláhuac García Jiménez, dibujado de cuerpo completo por el
mismo. Es la creación, una creación de López Obrador que ha sumido en la
desesperanza a un Veracruz humillado y ofendido.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo