De la paridad legislativa a la igualdad sustantiva
De la paridad legislativa a la igualdad sustantiva
Los resultados del proceso electoral
2021 y el largo período que le sobrevino al desahogo de recursos por las
impugnaciones presentadas, dan cuenta de que era indispensable aprobar las
reformas que hicieron ley la paridad, sin embargo queda claro que las leyes
son solo una parte del proceso de transformación de los órganos de
representación pública dadas las prácticas patriarcales tan arraigadas que
derivan en múltiples resistencias que obstaculizan el reconocimiento de
que integrar en forma equitativa los poderes e instancias de toma de
decisiones públicas no implican que un sexo ceda poder a otro, sino que un
órgano constituido sea enriquecido con una participación igualitaria entre
quienes lo componen.
El poder no le
pertenece a ningún sexo, sino que yace en el equilibrio de su integración para
la representación. Este no es el juego de las sillas donde se paran unos y se
sientan otras.
Por ello es que
una vez que se ha cumplido con la paridad requerida en los Congresos Federal y
estatales, hemos de ir hacia el siguiente peldaño en la escalera de derechos
que vamos subiendo.
Más allá de la
paridad, la meta está colocada en la igualdad sustantiva que busca un cambio en
las condiciones de vida de miles de mujeres que en el mundo siguen siendo las
más pobres entre las pobres, las más marginadas, las más violentadas. Ellas,
nosotras, todas, tenemos que saber que otra forma de relacionarnos socialmente
es posible si logramos construir un modelo en donde las mujeres y los hombres
seamos auténticamente iguales y nuestros derechos tengan el mismo valor.
Ahí es en donde
hay que enfocarse, ya que hasta hoy el acceso de mujeres a espacios de
representación en condiciones de paridad no ha significado la disminución de la
brecha que separa a las mujeres de la posibilidad de mejorar sus condiciones de
vida.
Proponer,
dictaminar y aprobar leyes que mejoren la calidad de vida de las mujeres, es un
acto de justicia social que atiende a los análisis coyunturales de los
problemas públicos de urgente resolución.
Pero ese
compromiso de las legisladoras que son la mitad de los órganos que hoy son
paritarios debe verse también reflejada en la construcción de mecanismos que
garanticen la igualdad sustantiva en el Poder encargado de velar por el
cumplimiento de las leyes.
Para este
efecto, existe a nivel nacional la Norma Mexicana para la Igualdad Laboral y No
Discriminación NMX-R-025-SCFI-2015, que corresponde al marco regulatorio
internacional (Acuerdo de la Organización Internacional del Trabajo No. 190) y
a la legislación nacional impulsada por el Instituto Nacional de las Mujeres
como una herramienta que busca establecer los mecanismos que garanticen la
eliminación de prácticas discriminatorias entre hombres y mujeres al interior
de los espacios laborales, para garantizar con ello la igualdad entre el
personal que se desempeña en el Congreso, tanto en los espacios administrativos
como técnicos, buscando además propiciar las condiciones necesarias que
permitan erradicar todas las formas de violencias que pueden llegar a tener
lugar en estos entornos.
Es indispensable
ir hacia la certificación de los Congresos con esta Norma que considera
aspectos como: contar con una política de igualdad laboral y no discriminación,
que se haga efectiva a través del funcionamiento de un Comité instalado para
tal efecto y que valide los procesos de contratación de personal, de ascenso y
permanencia y de capacitación, garantizando que los nombramientos sean
otorgados conforme corresponda, no violentando los derechos laborales de
ninguna persona que trabaje dentro del Congreso, garantizando instalaciones
inclusivas y libres de violencias y que promueva el uso del lenguaje no
sexista.
Acorde con esa
Norma vigente, es indispensable que todos los Congresos cuenten con un
Protocolo para el Acoso y el Hostigamiento Sexual así como la respectiva
instalación del Comité en contra de la discriminación que garantiza igualdad en
el trato entre quienes laboran en los poderes legislativos y vela también por
la igualdad salarial, entre otros aspectos.
Esa
transversalización de la perspectiva de género también debe hacerse palpable en
cada uno de los espacios internos de la vida laboral del Poder Legislativo con
una serie de acciones orientadas a promover la igualdad, promoviendo el respeto
pleno a las diversidades, brindando además atención al personal que labora para
el cuidado de su salud mental y psicológica, apoyando las maternidades y
paternidades, que incluya espacios dignos para lactar y para la niñez y
garantizando un entorno inclusivo, sostenible e igualitario.
Así pues, es momento de hacer valer la paridad legislativa ganada, para
traducirla en igualdad sustantiva.