¿De qué habla General?
Pedro Peñaloza
“La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta,
La misma que entre el rayo y la luciérnaga”.
Mark Twain.
1. Entre la subordinación y la disciplina. Esa delgada frontera. El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, hace una horas, pronunció un discurso debatible e ilustrativo, lo hizo en el marco del 102 aniversario de la llamada Marcha de la Lealtad, ante el presidente Enrique Peña Nieto. Ahí planteó que, «…hay quienes quisieran distanciarnos del pueblo. ¡Imposible! Somos uno y lo mismo, basta ver que somos pueblo, somos México, igual que el resto de la patria», manifestó el general en el Alcázar de Chapultepec. ¡Caramba! el contenido de la pieza oratoria es añeja, abstracta y difusa. Muestra la antigüedad de la visión militar mexicana.
2. ¿Distanciar del pueblo? Nos tiene que decir secretario Cienfuegos, ¿de quienes habla? Y, ¿qué variables influyen para que se fracturen las relaciones entre ciudadanos e instituciones? Dejémonos de abstracciones General, esos discursos sólo se inscriben en el duelo de lugares comunes, de frases fatuas y de mensajes cifrados. ¡Deje ese estilo para los políticos de la vieja guardia!
3. El Ejército y los movimientos. Dice usted General que, «…anhelan mejores condiciones de vida, de progreso, de seguridad y desarrollo», perfecto, sin embargo, no ha sido el papel central de las fuerzas armadas colocarse de lado de los oprimidos, los miserables y de las víctimas de los abusos del Estado. Perdóneme General Secretario, la bitácora histórica nos indica que las fuerzas castrenses han legitimado y defendido el comportamiento errático y abusivo de la clase dominante, especialmente en el México post-revolucionario. ¿Ejemplos? Están en el imaginario colectivo y en la documentación hemerográfica.
4. El futuro ya llegó y las motivaciones sirven poco. En esa pieza oratoria que usted expresó, también enfatizó que, «es momento de levantar el ánimo de superar los desafíos, de liberar el potencial de México, de fortalecer el Estado de derecho y acompañar a nuestras instituciones en su quehacer diario; de dar respuesta a las demandas de la sociedad en su conjunto y de nuestros conciudadanos en lo particular, siempre en el marco de la ley». ¡Cáspita! Deberá usted reconocer que el texto de su discurso vuelve a incursionar en lo etéreo y atemporal, puesto que, no obstante que se agradezca su optimismo y sus palmadas terapéuticas, precisamente en nombre de ese «Estado de derecho», hoy existen, de acuerdo a cifras oficiales, 23 mil «conciudadanos» desaparecidos; en nombre de ese «Estado de derecho», ha crecido la concentración del ingreso y ha aumentado la grosera brecha de la desigualdad social; y, para resumir los saldos que nos ha dejado el multicitado «Estado de derecho», basta tener una mirada analítica de la creciente impunidad que se realiza en su nombre por parte de diversos representantes de las instituciones gubernamentales, destacadamente policías y militares. ¿Frente a ese panorama, nos convoca a tener ánimo, general secretario?
Epílogo. Ojalá general Cienfuegos, más pronto que tarde podamos conocer, de usted o de la jerarquía militar, una crítica seria y responsable a la aventura que han llevado, al Ejército y a la Marina, la incapacidad e ineptitud de los gobernantes civiles. ¿Algún día escucharemos una postura en esta dirección? Será una señal inequívoca de que el país cambió.
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