Especial

¡De todo, como en farmacia! Segunda Parte

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Por: Norma Carretero Rojano

 

Atinadamente, María Elena pidió al resto de los pasajeros que se adelantaran en taxi a la feria del pan.

Mientras, le pedí a mi hermana, a través de mensajes de texto y de voz que me fuera auxiliando en la toma de placas fotográficas de las unidades siniestradas, que tomara datos de los patrulleros, de los conductores de cada unidad, etcétera, etcétera, y, sobre todo que no “soltaran un peso”, que en unos minutos yo estaría con ellos.

En el inter me comunique vía celular con Elichabe quien a su vez, me comunicara con el oficial a cargo. Hable con él, “intercambié algunas impresiones con éste y literal me dijo: “no madrecita” –CHALE, ¡qué hilarante!- no sé qué le habrá dicho su hermanita, pero no se preocupe ella está bien y no hay ningún problema licenciada, aquí la esperamos. Así mismo le comuniqué que me encontraba a unos seis o siete minutos del lugar y que me fuera solicitando la presencia de los agentes de tránsito para emitir el peritaje correspondiente, pues yo ya había visto las placas fotográficas que mi hermanita me había hecho llegar a mi celular y que, en donde claramente se veía que la responsabilidad no era nuestra, es decir del operador de “Viaje Baratito”, el C. Julio César Jaramillo Pérez, hombre profesional y respetuoso.

También le dije a mi hermana que por ningún motivo permitiera que se llevaran el vehículo, bueno, ninguno de los vehículos, ni al operador, es más, que no se atrevieran a tocarle y que sin temor alguno se impusiera, que yo no tardaba.

Finalmente llegué al lugar de los hechos, todo se pudo arreglar cordialmente y sin responsabilidad alguna para nosotros, como era de esperarse. La contraparte se tuvo que retirar con cierto dejo de encono, pues no se les dio un solo peso como pretendían.

Posterior a esto, María Elena, Jissel (amiga de María Elena), Manuel, Elichabe y yo nos trasladamos en el autobús de “Viaje Baratito” al WTC para por fin, participar en la expo MEXIPAN.

Ya para relajarnos y seguir disfrutando de las bondades de la ciudad de México, nos fuimos a degustar una opípara comida al restaurante giratoria del WTC “Bellini”, donde el menú consistió en: tostadillas de salmón con caviar, caracol, surimi, ceviche de camarón y, de langosta; bisque de langosta, -ya una vez ubicados en esa tesitura-, pámpano a la sal, corazón de filete a la mostaza con espárragos salteados, y lonja de salmón al azafrán. Unos buenos tequilitas y vinos de mesa.

En realidad el día se me fue muy rápido; me despide al filo de las ocho de la noche de mi hermanita y regrese a mi depa, al sur de la ciudad, donde me refugié en mi almohada llorando por su ausencia… ¡¡¡Te quiero mucho hermanita y te extraño quien sabe cuánto!!!.

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