DÉBIL ESTADO DE DERECHO EN VERACRUZ
DÉBIL ESTADO DE DERECHO EN VERACRUZ
Por Uriel Flores Aguayo
No puede ir bien la sociedad ni tampoco funcionar
eficazmente las instituciones con un débil Estado de Derecho. Esa condición
estructural surge de la ausencia de división de poderes, lo cual implica falta
de contrapesos y transparencia; la crisis de legalidad y representación
política es inherente a ese estado de cosas.
Es imposible que impidan los abusos, excesos y la
corrupción. Los presupuestos, las obras y los servicios sufren fugas y baja
calidad. La inseguridad por un manejo no profesional de las policías es
inevitable. Esos rasgos facciosos se localizan en la salud y en la educación.
El gobierno es sectario y clientelar, además de patrimonialista y corporativo.
Es gobierno de partido, oficial, donde todo se hace en función del proselitismo
y las campañas. No importan las capacidades, la honradez y competencias de los
servidores públicos; se prioriza su adhesión partidista. Hay casos patéticos
como el de un membrete que se llama Maestros con morena en la SEV, lo cual no
se ha había visto ni es los peores tiempos del PRI. Sin visión de desarrollo ni
compromiso democrático el grupo gobernante ejerce el poder en forma
tradicional, viendo pasar el tiempo con ocurrencias e ineludibles inercias en
actos y festejos intrascendentes. No hay manera de que las cosas funcionen
bien; no les interesa dar mejores resultados. Su única meta es mantenerse en el
poder y continuar sus carreras políticas; de cambios e ideales ni hablar, son
tenues o ya borrados referentes. No tienen estatura democrática ni visión de Estado;
su mira son las próximas elecciones. Son exactamente iguales a las clases
políticas del pasado. Para ellos el fin justifica los medios y están dispuestos
a todo para mantenerse en el poder. Su identidad esencial es la simulación. Se
mueven entre la propaganda y la demagogia, priorizan el circo y la ocurrencia.
Moralmente están derrotados. Compiten en la emisión de tonterías y una que otra
barbaridad. Disfrutan del poder como ejercicio frívolo y de privilegios. AMLO
ofende la inteligencia de los veracruzanos atribuyendo falsas o fantasiosas
cualidades al gobierno estatal. Los Senadores y Diputados oficialistas son de
autoconsumo, no representan a la ciudadanía; son ajenos a la gente y
perfectamente prescindibles. Asombra la similitud del gobierno actual con el
pasado del PRI, aunque en niveles más mediocres. Sin ideología, van por la vida
dando tumbos e inventando un proyecto claramente fallido. Ya no dan para más.
Lo que siga en los meses que les restan será de relleno y la evidencia de un
fracaso histórico. No quisieron, no supieron o no pudieron hacer algo que
valiera la pena.
Recadito: Vamos el primero de mayo a la marcha de los
trabajadores.