Del “Señor a las Ligas” a las transas del PRIAN
Del “Señor a las Ligas” a las transas del PRIAN
Por
Edgar Hernández*
¡Tan
malo el pinto como el colorado!
Los de Emilio Lozoya, son
video-escándalos que avergüenzan.
Encueran al PRIAN como en otro
momento el aparato de poder lo hizo con Andrés Manuel López Obrador por las
transas de René Bejarano en 2004 y los despilfarros millonarios en las Vegas,
de su Secretario de Finanzas, Gustavo Ponce.
En ese entonces, la era del
“Señor de las Ligas” estaba en su clímax. Tambaleó, pero no tumbó, al Jefe de
Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, ya fino en ese entonces para
tartamudear.
Hoy, ya en el poder, Morena revira.
Cumple su propósito político
de pegar en las partes bajas a los azules y dar un coletazo al agonizante PRI,
para consolidarse rumbo a la elección intermedia en momentos que la popularidad
de AMLO va a la baja.
Es un golpe político que dará
mucho de qué hablar en los siguientes meses ya que se trata de que el efecto
mediático, dosificado, dure hasta junio del año próximo.
Y es que hoy Morena las trae
todas para ganar.
Cuenta con el aparato. También
con dinero a raudales y la colaboración incondicional de los chivatones
–“Rosario Robles debe gozar los mismos privilegios que Lozoya, siempre y cuando
hable”-, promete AMLO.

A ello se suma la ignorancia
de la gente, el olvido histórico del imaginario colectivo y el manipuleo
mediático para lo cual son finos los morenos.
Acaso, sin embargo, no
considera la irritación ciudadana, la pandemia por Covid-19, el hambre, la
ausencia de empleo, la decepción popular por el incumplimiento gubernamental,
las corruptelas –al oculto y al descubierto de Morena ya gobierno-, el agandalle
en los espacios de poder y la impericia y torpeza para el manejo de la cosa
pública como es el caso de Veracruz.
Por tanto, podrán salir a la
luz nuevas revelaciones, pero el en el fondo persiste un creciente malestar
social ya que la magia de la caja china por sí misma no resuelve la demanda de
bienestar ciudadano.
Por el momento, sin embargo, para
Andrés Manuel López Obrador el juego está claro. Irá primero por los peces de
mediano calado, diputados, senadores, secretarios de estado, empezando por el
ex secretario de Gobernación, Juan José Osorio Chong, para luego, cuando se
quemen esos cartuchos, llevar a la opinión pública a la siguiente etapa.
Irá por la cabeza de su peor
enemigo, el ex presidente Felipe Calderón, quien en la guerra mediática y la
disputa política lo ha puesto en ridículo y eso no se lo perdonará.
Así, una vez cumplido su
propósito de encarcelar al ex presidente Calderón –“Que quede claro yo no
quiero que se juzgue a los ex presidentes, que sea el pueblo el que decida en
consulta pública”- ir por Peña Nieto.

Como AMLO no guarda lealtades
ni respeta acuerdos, su jugada final, la jugada maestra, será llevar a prisión a
Enrique Peña Nieto, a quien juzgará a pesar de haber hecho el compromiso de
tocarlo.
Romperá el compromiso con
quien pactó su arribo a la presidencia, con quien le sembró el camino y patrocinó
el ascenso al triunfo, con quien le alimentó ríos de dinero para alcanzar los
30 millones de votos, contra quien por defenderlo dio la espalda a su partido,
el PRI, al no apoyar a José Antonio Meade, quien salió a campaña a hacer el
ridículo a sabiendas de que todo estaba ya pactado con el Peje.
Muchas revelaciones más
saldrán a la luz pública tras correrse el velo de la corrupción de la que no
estuvieron exentas las tribus lopezobradoristas.
Mucha será la podredumbre que
nos espera de ambos lados porque el que a hierro mata, a hierro muere.
Cobra vida aquello de que los
carniceros de hoy serán las reses del mañana.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo