Democracia y participación ciudadana
Linda Rubí Martínez
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Todos tenemos formas de ser diferentes. No tenemos el mismo punto de partida ni la misma visión. Esa es la riqueza del ser humano. ¿Cuál es el escenario que permite que la potencialidad humana pueda realizarse de la mejor manera? Es la democracia, pero no solo la que se vive en cada elección, sino la que se experimenta día a día, la que ejemplifica la participación de la ciudadanía en torno a los problemas en común. Debemos estar conscientes que el escenario público es la garantía de nuestra seguridad y la protección de nuestra privacidad, por lo que ser actores constantes de nuestra democracia es crucial. Por ello la importancia de ir a votar el 5 de junio, pero sobre todo de exigir después a nuestros representantes su compromiso hacia el progreso de nuestro estado.
La democracia debe ir de la mano con el desarrollo y la lucha de igualdad de derechos. Es lo público lo que garantiza lo privado; es la igualdad lo que garantiza la libertad. Repensar estos conceptos es crucial para no confundir que no debemos buscar el desarrollo por el desarrollo mismo, como tampoco debemos buscar el dinero por el solo objeto de la riqueza, sino por la calidad de vida que genera en los ciudadanos.
La democracia debe existir por el objetivo último del desarrollo humano, que es la felicidad. Y con esto, reitero, de acuerdo a lo que cada quien considere su propia felicidad. Es indispensable que ésta sea una opción real, consecuencia del ejercicio de nuestra libertad. Pensar que las políticas públicas van encaminadas a disminuir el sufrimiento innecesario que causa la mala alimentación, el desempleo o la violencia, es vislumbrar la posibilidad de conquistar una vida con calidad, una sociedad en la que todos tenemos posibilidad de ser felices.
Yo les invito amigos lectores, a tener ese compromiso por participar e incentivar a que otros lo hagan. Es una obligación moral que beneficia a todos y que propicia la dignificación de la política desde abajo.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.