El Valor de Nuestra Gente

Día Mundial de la Lucha contra el SIDA

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Linda Rubi Martínez Díaz

Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. El pasado 1 de diciembre y como cada año, se conmemoró el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, y es un día preciso para sensibilizar a la población sobre los riesgos que tienen ciertas prácticas, las cuales han generado una epidemia a nivel global del virus de inmunodeficiencia humana.

            En 1981, se identifican los primeros casos de SIDA en Estados Unidos, y a partir de ese momento, 30 millones de personas han muerto en el mundo por complicaciones de esta enfermedad. Pero hoy en día parece que este tema ya ha dejado de estar vigente, pues se toma como una enfermedad crónica más que mortal. Sin embargo, está latente. Pese a que a nivel mundial se han reducido las infecciones en un 17% y que en los últimos ocho años se ha avanzado significativamente hacia el acceso universal a los medicamentos, hay nuevos retos qué enfrentar, como el que muchos niños nacen con el VIH en el momento del parto, hay evoluciones del virus que lo convierten potencialmente peligroso en algunos sectores poblacionales, y además se suma el estigma y la discriminación generadas en el ámbito social.

            Por desgracia, la desinformación siempre está presente a pesar de las campañas de concientización y de protección. Hoy en día el grupo principal de riesgo es la población heterosexual entre 15 y 25 años, pues su vulnerabilidad ha aumentado debido a las prácticas sexuales sin protección, lo cual trae como consecuencia no sólo posibles contagios de enfermedades sino embarazos no deseados.

            Lo más importante es seguir en la cultura de la prevención. Así como tiene mayor viabilidad prevenirnos de enfermedades que pueden atenuar nuestra calidad de vida que combatirlas cuando ya se tiene el problema, de forma similar se deben fortalecer las campañas de prevención del SIDA. ¿Cómo lo hacemos? A través de la educación. Se debe promover entre las escuelas el uso correcto de los preservativos, los cuales no sólo previenen embarazos sino también enfermedades. Así mismo, facilitar la distribución gratuita de folletos informativos y de foros que permitan difundir el tema. Y esto viene unido a las políticas de salud que deben generar los diferentes institutos de salud en todos los niveles, las cuales deben centrarse en la prevención pero sobre todo en el tratamiento para aquellos que han sido contagiados por el virus.

            Finalmente, me parece importante comentar que el SIDA también es una enfermedad social, y en ese tenor debe curarse de la misma forma. Me refiero a desaparecer la discriminación que tanto ha generado este grupo desfavorecido. Por ello, se han creado leyes especiales para proteger a las personas portadoras, pues son vulnerables también desde el punto de vista social.

            Es importante que los padres se acerquen a sus hijos, los recomienden y los cuiden, pues también es la causa de muchas rupturas familiares. Hay que regresar a un rescate de los valores y fortalecer los lazos familiares, que haya más comunicación entre padres e hijos, para así generar un escenario de prevención. Por otra parte, si entre nuestras familias hay algún portador que haya sido contagiado por diversas circunstancias, es necesario que lo apoyemos, pues también es un ser humano, y como tal necesita nuestra comprensión.

            Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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