Dialéctica de lo inmediato
Pedro Peñaloza
“La victoria de la razón sólo puede ser la victoria de los que razonan”.
Bertold Brecth.
1. El arribismo como credencial. Llegan los nuevos diputados a San Lázaro, la mayoría extraviados, otros impactados, buscando reflectores, sus nuevas oficinas y los baños, no más. Legisladores sin formación política y cultural, hijos de la circunstancia y de los vaivenes electorales; otros, paridos por las tómbolas populistas de un mesías que pretende impactar con desplantes superficiales. Parlamentarios que no saben parlar, que ansían pasar a la historia, aunque sea con ocurrencias, orgullo de su familia y becados por el Estado. Muchos no decidirán nada, los usarán para gritar e insultar, aceptan su papel. Las llamadas burbujas dominantes acordarán todo, desde los voluptuosos recursos hasta la dosificación de mentadas. El poder se ejerce mandando. Un miniestadio de 500 trajeados que leen poco y votan mucho. Los recursos públicos en manos de pobres diablos, que quizá tengan tres años de «fama» pero el resto de sus vidas se estacionarán en el anonimato.
2. Bebesaurios y dinosaurios. El licenciado Peña arriba a su tercer año con deficientes niveles de aceptación, las expectativas que levantó entre algunos segmentos electorales se han derrumbado poco a poco. Su juventud se asoció con inoperancia y carencia de sensibilidad política. Su historia lo traicionó, no tenía basamento o equipaje histórico que lo respaldara para sentarse en el poder presidencial. Transitó tres años flotando y sin señales de reconsideración a sus pifias cotidianas. Se rodeó de sus parecidos y de simétrica personalidad; asimismo, usó dos tanques de oxígeno reciclados: Gamboa y Beltrones. El primero sigue siendo su cancerbero en el Senado; segundo, se hizo indispensable para las reformas y ya le cobró factura al instalarse en las oficinas de Insurgentes Norte. El joven imberbe incorporó a su Gobierno dos piezas ya conocidas y reconocidas por él, nos referimos a Videgaray y Ruiz Esparza, incondicionales y operadores; también, mantuvo su alianza con el eje hidalguense, Osorio y Murillo Karam, el primero sobrevive y el segundo ya es damnificado.
En el corte de caja de sus tres años Peña proyectó a su cercanísimo Nuño y a su aliado estratégico Meade, metiéndolos a la sopa del dominó y a las especulaciones presidenciales. Todo ello y más, no ha sido suficiente para trascender a un Gobierno lento y sin reflejos políticos. Es de esperarse que de aquí al arranque de la competencia para el 2018, el inquilino de Los Pinos se vaya desvaneciendo y el remolino de la crisis lo obligue a inducir un candidato lejano a sus afectos. Quizá.
3. Izquierda deslavada y sin brújula. Vivimos una crisis multidimensional y, ante ella no hay una opción que se coloque como un polo alternativo al panismo y al priísmo, al contrario se vive un proceso de adaptación, mismo que dificulta la edificación de una mirada anticapitalista que trascienda las respuestas coyunturales y generalmente tardías. La tragedia de la izquierda con registro, Morena y PRD, es que luchan solo para disputarse el monopolio del nacionalismo revolucionario mezclado con una social democracia pigmentada. Hasta ahí.
Epílogo. La crisis económica, la expansión de la pobreza y la desigualdad, y el fortalecimiento de la delincuencia organizada, en especial del narcotráfico, representan un trinomio irresuelto, ya que por un lado, para el bloque neoliberal PRI-PAN basta sobrellevarlo, y para el segmento de las izquierdas resulta imposible correlacionar dichos problemas, y únicamente atinan a realizar disparos en la oscuridad, sin construir políticas publicas multifocales y transversales. Con éste panorama, mientras no suceda algo disruptivo, México seguirá siendo prisionero de lo repetitivo, lo unívoco. Sobrevivir es la meta.
pedropenaloza@yahoo.com Twitter: @pedo_penaloz