DOMINGO DE RAMOS REAVIVA NUESTROS DESEOS DE JUSTICIA
DOMINGO DE RAMOS REAVIVA NUESTROS DESEOS DE JUSTICIA
Pbro. Juna Beristain de los Santos
Una causa noble no debe volvernos fanáticos, ni
convertirnos en enemigos y hasta en
verdugos de los demás, sino que debe darnos convicciones profundas a grado tal que podemos amar a todas las
personas, como Jesús lo hizo. El relato de la pasión del evangelio de Marcos presenta a Jesús decidido a entregar su vida por fidelidad a la
voluntad del Padre. A Cristo no lo mueve la espectacularidad,
tampoco el ser el centro de atención con un protagonismo para beneficiarse a sí mismo. La razón central de su ser y
actuar es la fidelidad al proyecto
del Reino, que es justicia, paz y alegría fraternal. Éstas no son una ilusión, ni propuestas pasajeras e
irrealizables en la vida de las personas. La entrada de Cristo a Jerusalén indica que el Reino de Dios está llegando,
que ya está entre ellos y que se
construye con y desde él para todos sin exclusión de nadie.
Con la entrada humilde y eficaz de Cristo a Jerusalén para morir, Jesús aparece convencido de que el modo de cumplir su misión sí cuenta; es decir, su fidelidad a la voluntad de su Padre
pide tomar con seriedad los medios que se
utilizarán; por esto no entra a Jerusalén haciendo alarde de poder, mucho menos haciendo un espectáculo, sino
testimoniando sencillez y evidenciando que el proyecto de Dios sólo es posible construirlo con paz, justicia y reconciliación.
Esta es una tarea de todos los bautizados y hombres de buena voluntad que desean un México y un Veracruz donde se promueva y defienda la dignidad de la vida, el bien común y la
paz social.
Finalmente, Marcos nos muestra a Jesús resuelto a todo con
tal de mantenerse en fidelidad a la
voluntad del Padre; es cierto que lo asesinarán, pero él ha decidido previamente entregar la vida por
fidelidad a Dios y por solidaridad con los
seres humanos. La entrada a Jerusalén es apenas el primer paso que retoma la razón de su decisión, la causa
del Reino, y que lo abre a la finalidad, la entrega de la vida en la cruz, para después resucitar. Todos estamos invitados, a raíz de la celebración del
domingo de Ramos, para vivir con más decisión,
convencimiento y resolución el camino abierto por Cristo para hacer presente el Reino de Dios en nuestra sociedad necesitada de perdón y reconciliación.