Especial

Educación, ciencia y cultura

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Irene Sepúlveda Galindo

 Directora Casa de la Cultura

Estimados lectores, me ha encantado el artículo sobre Casas de Cultura que escribió en la nueva revista del IVEC: “Veredas”, el Mtro. Marco Darío García Franco, Jefe de Desarrollo cultural Regional Zona Norte; es interesante  donde señala que hay cuatro tipos de Casas de Cultura:

“Un primer tipo es la Casa de la cultura como Centro de desarrollo cultural regional, enfocada a la gestión, articulación y fortalecimiento de procesos de participación, creación y organización comunitaria para el desarrollo y el rescate del Patrimonio cultural intangible local y regional. Un segundo tipo es la Casa de la cultura como Centro cultural, donde se busca promover el acceso y el disfrute de las artes y la cultura entre los habitantes de una comunidad a través de presentaciones artísticas, exposiciones, cursos y seminarios, cineclubes, festivales, encuentros, etcétera. Estos espacios suelen promover el acercamiento a expresiones artísticas más contemporáneas y cosmopolitas. Un tercer tipo es la Casa de la Cultura como Centro comunitario, donde se da prioridad a actividades orientadas al desarrollo social, la capacitación en oficios, la recreación y la convivencia a través de actividades culturales y artísticas, pero también deportivas, lúdicas, escolares, etcétera. Finalmente, un cuarto tipo es la Casa de la cultura como Escuela de iniciación artística, en donde predominan las clases y talleres enfocados a la educación artística no formal, con programas de estudio de mediano y largo plazo y maestros con formación profesional. Como resultado de los cursos se posibilita la producción de espectáculos artísticos de calidad y la posibilidad de que los alumnos sigan carreras en artes.”

“Se puede decir entonces que las Casa deben educar para la Cultura y el Arte, y también a través de la Cultura y el Arte. Que si bien deben seguir siendo espacios para la educación artística inicial, deben ejercer una pedagogía social hacia concepciones, valores y prácticas esenciales para la convivencia: la no violencia, la equidad de género, la construcción de la ciudadanía cultural y política, la promoción y práctica  de los derechos humanos y culturales.”

Por tal razón, hoy es más urgente que nunca estrechar la colaboración mutua, basados en el respeto, considerando el derecho de los demás y erigir en la mente de cada individuo esos “baluartes de la paz” que, como afirma la constitución de la UNESCO, pueden construirse principalmente a través de la educación, la ciencia y la cultura.

 

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