Cinergia

El Arte de Defenderse

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OPINIÓN 

Por: Pablo Contreras Sánchez

¿Qué se necesita para ser un hombre? La noción de la masculinidad se ha ido transformando a través de los años, y ciertos rasgos de ella varían de cultura a cultura, pero otros, de carácter negativo, han logrado prevalecer, y están presentes en más de un lugar, constituyendo lo que hoy conocemos como ‘masculinidad tóxica’. En un entorno machista, cuando alguien con los atributos biológicos de un hombre no se conforma a las convenciones sociales de la masculinidad, dígase, siendo sensible, compasivo, no de carácter dominante y buscando evadir el conflicto y la agresión a toda costa, se considera que es ‘poco hombre’.

Estos individuos son inmediatamente marginados y emasculados por sus congéneres, quienes, además, fuerzan su muy molesto y trillado mantra de ‘sé un hombre’ (o ‘sé macho’, para nosotros los mexicanos) sobre ellos, una y otra vez. Cuando era chico, por ejemplo, otros niños, así como algunos adultos en posición de autoridad, me decían que no llorara y que fuera ‘fuerte’, como si mostrar mis emociones fuera sinónimo de debilidad. Afortunadamente, mi familia siempre contrarrestó dichos argumentos, alentándome a aceptar y comprenderlas para que estas no me dominaran más adelante; pero no todos los niños corren con la misma suerte, pues la mayoría se convierten en adultos reprimidos y propensos a la violencia.

Los efectos de la masculinidad tóxica son algo a lo que estamos expuestos a diario, en nuestras familias, entre nuestros amigos y, por supuesto, en el entretenimiento que consumimos. El estreno de esta semana, una comedia peculiar llamada ‘El arte de defenderse’, se atreve a retratar los peligros de la híper-masculinidad haciendo uso de un oscuro, seco, pero muy efectivo sentido del humor.

La película narra la historia de Casey Davies (Jesse Eisenberg), un tipo de treinta y cinco años que vive con su perro salchicha, trabaja de contador y admira a los franceses. Él es muy manso, socialmente torpe y físicamente menos intimidante que una bola de algodón. Una noche, mientras iba a la tienda a comprar comida para su mascota, una banda de motociclistas lo asalta en la calle, dejándolo moribundo. Meses después, y en busca de opciones para defenderse, Casey se enlista en un dojo dirigido por un misterioso, pero carismático Sensei (Alessandro Nivola) y la feroz cinturón marrón Anna (Imogen Poots). Casey adquiere un nuevo sentido de confianza por primera vez en su vida gracias a las clases de karate, pero pronto se ve envuelto en una red de crimen y violencia, cortesía de su nuevo mentor.

La actuación de Jesse Eisenberg, quien ha interpretado personajes ansiosos e introvertidos a lo largo de toda su carrera, es particularmente fabulosa, ya que posiblemente no habíamos visto tanto propósito en uno de sus papeles de este tipo desde ‘La red social’. Ver a Casey (un hombre a menudo ridiculizado porque su nombre suena ‘demasiado femenino’) ceder ante la presión y actuar de manera egoísta, prepotente y violenta para ajustarse a la concepción de masculinidad que le hereda su nuevo entorno, es un suceso tan trágico como hilarante. A Eisenberg se le une Alessandro Nivola como Sensei, cuyo encanto enigmático esconde una inmensa oscuridad debajo, e Imogen Poots como Anna, la única mujer, y karateka más capacitada en el dojo, cuyo arco narrativo representa la opresión sistemática e injusticias que las mujeres tienen que soportar, no sólo en el deporte, sino en la sociedad en general.

‘El arte de defenderse’ es apenas el segundo largometraje de Riley Stearns como director y guionista. La dirección del realizador texano (quien por cierto, practica jiu jitsu brasileño en la vida real) es sobria, pero también lo suficientemente estilizada como para ganarse ese adjetivo, con sus encuadres amplios, uso creativo de los colores, interesante manejo de cámara, y la hilarante pronunciación inexpresiva de sus actores. Quizá la mejor manera de describir la vibra de esta película es un ‘Yorgos Lanthimos menos sutil’, y contrario a lo que puedas pensar, eso no deja de ser un cumplido.

Pero ya que entramos en materia, hablemos del guion y lo que este tiene por decir. La película aborda múltiples conceptos en relación con la ideología de género, particularmente, los roles y expectativas que se le dan a hombres y mujeres por el simple hecho de ser una cosa u otra. Esto lo hace con una falta de sutileza que podría molestar a algunos, en especial, aquellos que prefieren digerir el mensaje de una película por sí mismos y que no se les sea entregado en bandeja de plata. Sin embargo, esta aproximación va acorde con tono satírico de la misma, ya que por extremas que puedan llegar a sonar las frases misóginas escuchadas a lo largo del filme, son discursos que, desgraciadamente, forman parte de nuestra cotidianidad.

Estas son cosas que, cuando dichas por personajes en una obra de ficción, nos parecen atroces y francamente estúpidas, pero luego recordamos haber escuchado a un familiar cercano repetir eso mismo en una cena familiar, o peor aún… aquella ocasión en la que nosotros pensamos o dijimos algo similar. No pierdas tiempo preguntándote si deberías reír o lamentarte por lo que estás viendo en pantalla, porque se supone que debes estar haciendo las dos.

VEREDICTO:

A pesar de que aún no estoy seguro si calificaría a ‘El arte de defenderse’ como una película feminista, sí creo que hace un excelente trabajo recordándonos a los hombres cuál es nuestro papel en la lucha por una sociedad más justa y equitativa: empezar por nosotros, combatiendo y erradicando esas concepciones y conductas nocivas falsamente asociadas con la masculinidad, las cuales no solo dañan a la mujer, sino a la larga también a nosotros, convirtiéndonos en seres violentos y faltos de empatía en un camino hacia la auto-destrucción.

‘El arte de defenderse’ es una de las sorpresas más grandes del 2019, con carismáticas actuaciones, un guion divertido e inteligente cuyo tópico mensaje es necesario escuchar. Una brillante comedia oscura que aborda problemas serios con un tono absurdo e irónico, que de agradarte ese tipo de humor (el cual, reconozco, no es para todos), te tendrá riendo en una escena, y perturbado a lo siguiente, pero siempre pensado.

CALIFICACIÓN: 4/5 estrellas.

 

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