“EL BAISANO JALIL”
Los libaneses que encomendados a su amado San Charbel Makhluf, ingresaron a nuestro país a finales del siglo XIX y principios del XX, se cuentan por miles. El Estado de Veracruz ve favorecida su economía, por la presencia de los Mabarak, los Chedrahui, los Salum, los Kuri, los Exome, los Fayad, los Hachity, los Selem, y en la capital del país, trabajan arduamente los Slim, los Domit, los Hadad, los Chuayfet, los Harp y otros tantos, siendo un excelente tema para que nuestro director de cine el penjamense Joaquín Pardavé, recabara bastante información, y dirigiera y actuara en 1942, la famosa película “EL BAISANO JALIL”:
“Don Jalil Farad, su esposa doña Suan y su hijo Selim, son víctimas de discriminación por parte de una aristócrata y fodonga familia mexicana, que al caer en desgracia y casi sin tener que comer, se ven en la necesidad de ingerir toda su displicencia y acudir al incansable, honesto, austero, probo y modesto trabajador Jalil Farad, y éste, con toda benevolencia, les resuelve la vida”. Una crítica intensa para aquella época, que después de casi siete décadas, las evidencias son innegables.
Don Joaquín Pardavé ya casado, no se concretó únicamente al género de revista o a la zarzuela; su gran talento le daba para más y aprovechando el momento que atravesaba el país, decide ingresar a la crítica del entorno político. El resultado es extraordinario, pues al igual que en nuestros días, ese tipo de comedias y críticas, resultan un escape a toda desazón y pesadumbre de los mexicanos.
Los funerales de Don Joaquín, se llevan a cabo en la Ciudad de México, un 1 de octubre, pero del año de 1955 y no existe ninguna prueba de que lo hayan enterrado vivo como fue difundida aquella amarillista leyenda urbana.
Amigos, dicen que “el recuerdo es el perfume del alma”, qué gran verdad.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
Ahí manda esto el DJ, dice que ojalá les guste…