EL BIENESTAR DE LA FAMILIA
Veracruz es considerado la puerta de México. Por ahí entraron conquistadores, virreyes, curas, evangelizadores, soldados y uno que otro vividor. Por ahí sacaron oro, plata, cobre, tabaco, vainilla, cacao, exiliados y uno que otro cadáver.
Un buque de nacionalidad francesa, procedente de Brasil, arribó a Veracruz hacia el año de 1879. Esa puerta, la cruzó un personaje suizo de origen judío, de cabellera rubia, bigote atusado, mirada diabólica y una barba que emperifollaba su pecho. En su tierra era un “Don Juan”; a su tío le bajó la novia y no conforme, le robó el dinero para seguir con sus correrías. Este malandro, sabía a lo que venía, pues después de timar a varios jarochos en la plaza de armas, se encaminó a la capital del país, donde hizo revuelo con el chingo de incautos.
Juan Rafael Meraulyock (de donde deriva el epónimo “merolico”), de exquisita palabra, se dedicó a estafar con “menjurjes” que curaban todo, con el elixir de la juventud, pero sobre todo con la arrancada de muelas sin tortura. Su método era, que al momento de extirpar con la pinza, enmarcaba el dolor, con el estentóreo rugir de un balazo en la oreja del paciente. La ignorancia y la necesidad eran sus mejores consumidores.
A 136 años de esos acontecimientos, seguimos viendo y escuchando a los merolicos, que en sus campañas, simulando benevolencia, generosidad y “don de servicio”, pregonan EL BIENESTAR DE LA FAMILIA. Tienen la estupenda habilidad de distanciar su alegata de sus hechos y de confundir las emociones con sus propuestas. Se aprovechan cada tres años de la ignorancia, de la pobreza, de la necesidad y del hambre, mitigándola con una despensa, un paraguas, una lámina o una bolsa p’al manda’o.
Amigos, ya lo dice el refrán: “Merolico, Merolico ¿quién te dio tan grande pico?. ¡Ahí nomás!
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
El DJ, dijo no a elmo. Está muy alegre y les manda este Son: