El cambio está en uno mismo
Linda Rubí Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Hemos vivido durante mucho tiempo de la etapa post revolucionaria, las prácticas de un estado paternalista que nos proveía y cuidaba ante los problemas sociales. No obstante, este modelo jerárquico del poder comenzó a resquebrajarse cuando dichos problemas fueron sobrepasando al status quo, sobre todo a partir de la década de los sesentas. La demanda social se fue tornando cada vez más en protesta, a la vez que desde el gobierno no se daba una respuesta adecuada, provocando violencia en áreas urbanas o guerrillas en zonas rurales.
Hoy en día, vivimos en un punto mayor de libertad para manifestarnos. Se señala en todos los medios posibles la banalidad del poder, la ausencia del estado de derecho, o la incapacidad del grupo que administra los bienes públicos. Pero a diferencia de aquellas décadas, la respuesta de las autoridades ha tenido que adaptarse a esos tiempos cambiantes, abriendo espacios políticos y sociales para quienes tienen respaldo de algunas mayorías, o para resolver situaciones con grupos específicos, como las comunidades indígenas.
Es interesante descubrir que la evolución de nuestro sistema político ha sido trazado por nosotros, los ciudadanos de a pie. Y esto quiero resaltarlo puesto que se piensa que el destino de todos está dirigido desde las élites políticas o empresariales. Al contrario, desde la sociedad civil, organizada o no, se ha ido amoldando el sistema que nos rige.
¿Por qué es relevante saber que nosotros siempre hemos hecho el cambio? Porque las posibilidades se amplían, las decisiones se hacen conscientes, y todo cambio que podamos realizar, será trazado racionalmente. Darte cuenta que desde ti mismo, amigo lector, eres un ejemplo a seguir, y ayudas anónimamente a quien más lo necesita, no solo redundará en fortalecer valores esenciales como la solidaridad: te convertirán en un mejor ser humano.
Creo que todos tenemos la responsabilidad de colaborar hacia el país que queremos. Manifestarse sirve, pero ser protagonistas del cambio es aún mejor.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.