EL “CAMBIO VERDADERO”
EL “CAMBIO VERDADERO”
Vaya crisis la que causaron los Yunes, “sin
querer queriendo”, al interior de Morena.
La afiliación formal –porque en sus filas
estaba desde diciembre pasado- del senador traidor Miguel Ángel Yunes Márquez
al Movimiento de Regeneración Nacional provocó este martes un terremoto entre
los morenistas, en especial los del estado de Veracruz, que encabezados por la
gobernadora Rocío Nahle se declararon en “rebeldía” contra su dirigencia
nacional.
La fotografía de Yunes Márquez como parte de la
bancada de Morena en el Senado y su afiliación previa cayó como bomba en el
ánimo de Nahle, quien no le perdona a él y su parentela la difusión de su
riqueza inmobiliaria durante la campaña a la gubernatura del año pasado, por lo
cual reaccionó iracunda a la incorporación de su enemigo político y personal al
partido, donde según ella se “reservaban el derecho de admisión”.
Nahle exigió en redes sociales a la Comisión de
Honestidad y Justicia –hasta suena a chiste- de su partido que “NO acrediten la
membresía como integrante de MORENA a Miguel Ángel Yunes Márquez, por no
representar ni contar con los postulados del movimiento de regeneración”. Y le
dijo a la presidenta nacional formal –porque el liderazgo real se ejerce en
otro lado- que le enviará la famosa “carpeta azul” con supuestas pruebas del
involucramiento del ex panista en “lavado de dinero y otros delitos”.
Cabría preguntarle a la gobernadora de Veracruz
por qué, si cuenta con esas pruebas, en lugar de enviárselas a la dirigente de
Morena no se la manda mejor al fiscal general de la República Alejandro Gertz
Manero, o ya de “perdis” a la fiscal de Veracruz, para que procedan por la vía
legal. Claro, la respuesta es obvia. Como obvio es también que no solo Luisa
Alcalde, sino toda la cúpula del morenato, conocen ese expediente. Tanto así,
que ésa fue precisamente la moneda de cambio para doblar y tener como perros
mansos a los generalmente rabiosos, bravucones y pendencieros Yunes.
Pero su coraje fue tanto, que la mandataria
incluso movilizó a todo el morenismo veracruzano para rechazar la entrada formal
del impresentable junior, misma que forma parte de acuerdos que pareciera que
Nahle no quiere ver, y que nada tienen que ver con principios, convicciones,
ideas, postulados ni nada de eso. Ni siquiera con simpatías o antipatías.
El morenato “abrazó” a los Yunes –así como ha
abrazado al crimen organizado desde 2018- por un asunto de mera conveniencia.
Por ese mismo pragmatismo que le permitió a Andrés Manuel López Obrador llegar finalmente
a la presidencia de la República y que Claudia Sheinbaum simplemente replica,
como muchas otras directrices del obradorismo real, sin cuestionar.
No hay que perder de vista que el acto de este
martes forma parte de la campaña nacional de afiliación a Morena que encabeza Andrés
Manuel López Beltrán, hijo de ya sabe quién. El mismo que la semana pasada
también se tomó una foto con otro “reafiliado” que apesta a azufre, el
narcogobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya.
Si López Beltrán –y por ende, ya sabe quién- no
estuvieran de acuerdo en meter a Morena a los Yunes, simplemente no habría
sucedido. Muchos menos, “Andy” se habría tomado una foto con el pusilánime que
hace no mucho le decía “viejo guango” a su padre y que demostró, con tantito
apretarlo, que el guango era otro.
Sin embargo, Rocío Nahle elevó su apuesta muy
alto al desafiar una decisión que sabe muy bien quién tomó realmente.
Si logra evitar que los Yunes entren a Morena,
sin duda se fortalecerá a nivel local y nacional, demostrando un importante
ascendente dentro de su partido y con quien lo dirige en las sombras.
Pero si la ignoran y el “clan” se sostiene
dentro del partido oficial, la derrota de Nahle será estrepitosa y marcará el
resto de su gubernatura. Su margen de maniobra sería nulo y la humillación,
insoportable.
Lo que queda claro –por si alguien todavía lo
duda- es cuál fue el “cambio verdadero”. Y no es el que creen los sufridos
“tragasapos” de la “cuatroté”.
Ni
panistas, ni nada
Mientras se registraba como flamante morenista,
flanqueado por los senadores Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña,
Miguel Ángel Yunes Márquez blofeaba que “no me afecta en nada… contamos con una
estructura… somos yunistas, no panistas, ni nada…”, respecto de sus
convicciones políticas.
El chiste se cuenta solo.
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