El Carón, Carlos Darío, Villalpando
El Carón, Carlos Darío, Villalpando
Por
Salvador Muñoz
Sólo imagine que Morena logra en estas
elecciones mantener mayoría en el Congreso local o en el peor de los
escenarios, lograr un equilibrio de fuerzas.
Me refiero al escenario local porque si
bien, Juan Javier Gómez Cazarín anda de La Ceca a La Meca y pide el Tres de
Tres por los candidatos de Morena (Diputado federal, presidente municipal y
Diputado local), es claro que la encomienda que trae junto con Esteban Ramírez
Zepeta y su abuelito Domingo Bahena Corbalá, es sacar a los diputados locales.
Por supuesto que la tarea no será tan
fácil como ocurrió hace tres años donde la inercia arrastró la mayoría que hoy
manda en el Palacio de Encanto, pero tan sólo imagine qué ocurre si se da el
primer escenario que planteo al inicio de esta opinión: El Carón subiría como
espuma y estaría enfilando a ser factor político de decisiones en pos del 24.
Además, sin pretensión de amarrar
navajas o meter cizaña, El Carón empata más con la raza que un Bola 8 o un Cuic
pero no por ello, deja de ser institucional Cazarín.
Sí, se insiste, no es tarea fácil la
que tiene Morena y Juan Javier, pero tampoco es pan comido para la oposición…
el siete de junio se verá hasta dónde llega El Carón.
II
Antes de los comicios para diputados y
presidentes municipales, en Veracruz habrá otra elección: la de la dirigencia
de la Sección 108, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Música, con
sede en Xalapa.
Uno de los músicos que suena (valga la
expresión) para asumir el cargo como Secretario General, es Carlos Darío Arcos
Omaña, de Banda Rams y quien inició sus pininos musicales con el grupo Martes
13.
Carlos Darío, ex alcalde de Altotonga y
férreo defensor de sus amigos así como de las garnachas de su municipio, no se
hace de la boca chiquita y sí está dispuesto a participar, pero con una
salvedad: busca el consenso de la mayoría, que no ha de resultar difícil,
porque en el gremio, lo ven como alguien que luche por darle dignidad, cabida y
participación a todos los músicos en aras de recuperar la fuerza del sindicato
y por ende, la económica, factor muy castigado por la pandemia y la falta de
visión de las autoridades para con ellos.
Para otros, Carlos Darío representa
todo lo opuesto a esos “líderes” que quieren ser eternos y que solo exponen
proyectos fallidos pero con beneficios personales, dejando en estado de
indefensión a sus representados.
La mención de Arcos Omaña como
candidato a la dirigencia musical es para muchos, música para sus oídos…
III
¿Han notado que El Carón lleva en sus
chalecos sólo sus siglas JJ y el apellido Cazarín? Un amigo en la mañana notó
en otro candidato de Morena lo mismo, que se quitaba el apellido paterno para
ocupar el materno: Villalpando.
“¿Por qué se quita el Hernández en su
propaganda y sólo se publicita como Rafael H Villalpando… ¿vergüenza?
¿apellido común… corriente… historia… orfandad, etcétera?” Le respondía que
quizás porque lo ubican como Villlalpando… “como en la contienda de David Velasco
Chedraui (cuando por primera vez contendió como candidato a presidente
municipal), donde destacaban más el apellido que vende… recuerdo que su padre
le reclamaba el porqué se quitaba su apellido paterno”…
Le agregaba que algo similar ocurría con AMLO… “la gente amarra los dos
apellidos (López Obrador) porque si citas López solamente, es un López más”.
El amigo me respondió que el caso de
Villalpando denota gran inseguridad, vergüenza u orfandad… “El Hernández es de
mayor identificación chaira, pero el apellido Villalpando no significa nada, o
mejor dicho sí: fracaso municipal, universitario y sobre todo ausencia
legislativa federal y de gestión”.
Por si fuera poco, agregó: “sería mejor
Rafael Hernández, quien quite lo identifiquen con Rafael Hernández Ochoa o más
bien con el jibarito Rafael Hernández (por aquello de que salió loco de
contento con su cargamento –de coca… el refresco, queremos pensar– o como
pariente de Sergio Hernández!”