El catecismo de AMLO
Por Pedro
Peñaloza
«Estos son mis principios; si no le gustan…
tengo otros»
Groucho Marx
Bastaron unas horas para que el ciudadano
presidente se deshiciera de un funcionario eficiente y leal a sus mandatos. El
espectáculo que le da contexto a este despido tiene que ver con la pugna entre
los derechos individuales de un funcionario público y los prejuicios monacales
del inquilino de Palacio Nacional.
En efecto, la boda entre Santiago Nieto, titular de
la UIF y Carla Humphrey, consejera del INE, realizada en la bella provincia de
Antigua, Guatemala, con trescientos invitados de origen político y social
diverso, provocó reacciones puristas y censoras. Por supuesto, un elemento que
detonó el conflicto y le dio más reflectores al ágape nupcial fue la presencia
de una suma significativa de dólares que portaba uno de los invitados a la
fiesta, lo cual fue detectada en el aeropuerto chapin. Y, no se trató de
cualquier convidado, era del dueño del diario El Universal, enemigo
irreconciliable del ex jefe de gobierno, lo cual aumentó su enojo. ¿Cómo puede
tener como amigo a mi enemigo, máxime siendo el zar anticorrupción?,
seguramente pensó el tabasqueño.
En éste duelo de códigos morales, de rebote, fue
despedida la Secretaria de Turismo de la CDMX, Paola Felix Diaz, por el “grave
delito” de viajar en un avión privado, lo cual anunció ufanamente la suspirante
presidencial que hasta hoy trabaja como jefa de gobierno. La dimensión ética de
AMLO se exhibió con nitidez. No le parece “escandaloso” el manejo irresponsable
de la pandemia por parte de dos de sus funcionarios consentidos, tampoco le
incomoda que algunos miembros de su gabinete no declaren sus millonarios
bienes, ni le sonroja que sus hermanos reciban dinero de origen desconocido.
No, eso no es “escandaloso”. Eso es patriótico.
La pregunta es: ¿puede un funcionario público
efectuar una fiesta, reunión o lo que se le antoje, con dinero propio, sin
molestar a los vecinos o generar alguna molestia al espacio comunitario? Esa es
la cuestión que tiene que responder el sacerdote de Palacio Nacional. ¿Existe
algún instructivo para las reuniones de los miembros del gobierno? ¿Quizá el
tamaño del pastel? ¿El tipo de bebidas? ¿El número de invitados? ¿El lugar? ¿El
horario de inicio y finalización del encuentro social? Lo que está claro es que
AMLO atropella a sus leales si no se pliegan a su comportamiento hierático y
beato. Claro, con esa doble moral que lo caracteriza. Que nadie se sorprenda de
sus desplantes. Por lo pronto, lanzó a la calle y al desempleo a quien pueden
agredir muchos perjudicados por las acciones de la UIF.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz