EL CHISTE DE BEATRIZ
Por Salvador Muñoz
Los
Políticos
No fue necesario ni críticas destructivas, ni comentarios lacerantes, ni
la despectiva comparación de lo que pudo haber sido y lo que es… López Obrador,
“Dios Padre Todopoderoso”, creó y destruyó en un santiamén el día de su magna
obra, el aeropuerto Felipe Ángeles, con tan solo una mirada, con su rostro
descompuesto, ante lo que para muchos, (morenos, panistas, priístas, naranjas,
amarillos o cualquier ciudadano) fue una excelente puntada de su esposa,
Beatriz Gutiérrez Müller, al soltar el chistorete de Enrique Peña Nieto y la
relatividad del tiempo con su “no, menos, cinco minutos”…
Alrededor de esta anécdota en la inauguración del Aeropuerto
Internacional Felipe Ángeles (AIFA), se pueden desmenuzar la cantidad de
respuestas y supuestos a esa cara amarga, de reprobación total al chiste de la
señora Gutiérrez que en su descargo, guste o no, habla de una mujer con sentido
del humor que tuvo el tino de hacer el comentario en el momento justo, que no
cabe ningún comentario en su contra por tal destello de ingenio político.
Sin embargo, las redes sociales se ensañaron con ella, como si hubiera
cometido un error porque así es como lo bocetó el Presidente con su rostro… sin
querer o queriendo, López Obrador sencillamente dejó sola a su esposa con ese
gesto y expuso una caricatura de lo que es nuestra política: si el Presidente
no se ríe, nadie ríe; si el Presidente no aplaude, nadie aplaude; si el
Presidente no celebra, nadie celebra… el Presidencialismo en su apogeo.
Sólo imagine qué hubiera pasado si en el momento en que Beatriz suelta
el chiste, López Obrador estallara en una carcajada, le hubiera brindado una
sonrisa a su esposa o la hubiera abrazado, reído juntos y acabar con un beso…
¡era la cereza al pastel de la inauguración del AIFA! Era el “vencimos” a los
neoliberales, a los fifís, “a los que esperan que le vaya mal”…
Pero el Presidente prefirió regañar a su mujer en público, exhibir a su
mujer ante los medios, humillar a su mujer ante todos… ¡censurar a su mujer por
un chiste que le salió del alma! y no porque el único capaz de contar chistes
sea él… tampoco creo que sea porque allí estaba el primo de Enrique Peña Nieto,
Alfredo del Mazo Maza, que es seguro que si todos hubieran soltado la
carcajada, sería el único que no se hubiera reído, y no porque guarde aprecio a
su pariente, sino porque quizás tanto botox ya no se le permita.
Andrés Manuel, con su actitud, da lugar a muchas lecturas que van desde
una mala relación en pareja, un marido controlador, violencia psicológica y
hasta el acuerdo en lo oscurito entre él y Peña Nieto… o un presidente con un
pésimo sentido del humor…
Lo que haya sido, lo que es… sólo la alcoba de Palacio Nacional lo
sabrá… pero lo único que sabemos los ciudadanos es que este 21 de marzo, el día
en que AMLO inauguró una de sus “magnas obras” prometidas en su Gobierno, con
una mirada de desprecio, un movimiento de cabeza reprobatorio, y una dama
avergonzada, no por lo que dijo, sino por el trato recibido, destruyó ese
momento tan relevante para la Cuarta Transformación porque desde ayer y hoy, de
lo único que se habla, es del chiste de doña Beatriz y el amargo reclamo del
Presidente ante ese destello de ingenio que si se lo hubiera celebrado, los
fifís, los neoliberales, la oposición, se la hubieran tragado toda…