El cochinero del Peje
El cochinero del Peje
Por
Edgar Hernández*
¿A qué viene a Veracruz este fin de
semana?
Hoy
los hechos hablan por sí mismos.
La
prensa nacional da cuenta en sus más importantes titulares que en el gobierno
de la 4T, “¡Roban…lo robado!”
Que la
iglesia quedó en manos de Lutero ya que tras lo incautado por el gobierno de
López Obrador a los ladrones del pasado, terminaron quedándoselo funcionarios del presente
encargados de cuidar lo robado.
Y es
que tras presentar su renuncia al Instituto para devolver al Pueblo lo Robado,
Jaime Moreno, se corre el maquillaje de las pillerías que descubrió:
“Robo
de joyas, manipulación de subastas, apropiarse de los premios y no liberar dos
mil millones de pesos que supuestamente se usaron para pagar los premios de la
rifa del avión presidencial”.
A la
dimisión se sucede la inmediata respuesta presidencial de no abordar en tema en
directo, tan solo una declaración de López Obrador en el sentido que el
dimitente está “fatigado” como si la fatiga fuera el justificante de las
raterías.
Las
pruebas, sin embargo, son irrefutables al encontrar el dimitente Jaime Cárdenas
“conductas de funcionarios contrarias a las normas legales; mutilación de
joyas, contratos favorables a las empresas y no al Instituto para devolver al
Pueblo lo Robado”.
Así,
el modelo de honestidad y justicia del gobierno del cambio queda en entredicho
al comprobarse que los diamantes, zafiros y otras piedras preciosas fueron
sustituidas por falsas o robadas por los cuestiones de esos bienes.
Y
por más plastas de maquillaje que quiera imponer el gobierno hay una verdad
inocultable.
Hoy fue
ese inservible instituto –ya que debería corresponder a la Fiscalía General o
al SAT o a la Secretaría de Hacienda asumir las funciones de ese instituto para
“Devolver al Pueblo lo Robado”, pero no, el autoritarismo impone.
Y
como las transas de hoy, ayer lo fueron las engañifas de la rifa del avión no
rifado o el encharcamiento de “Dos Bocas” que “en media hora se seca” cuando en
los hechos se observa el proyecto dos metros bajo el agua.
¿Y
el engaño de las concesiones, sin concurso, del Tren Maya a Carlos Slim? ¿Y la
necedad de poner de albañiles a los militares en la construcción del aeropuerto
de Santa Lucía?
Son
muchos los frentes que tiene abiertos el señor López Obrador que se pasa en las
mañaneras dando explicaciones y regañando o agrediendo a los periodistas,
riéndose malévolamente de los titulares que documentan las masacres y hacen
públicas las corruptelas.
Desgarbado
y fachoso se presenta ante la opinión pública –porque así se lo han aconsejado
sus publicistas para parecerse al ex presidente de Uruguay José Mujica-
evocando paradigmas de honestidad que no existen en su gobierno y tomando como
modelo a Mussolini, Hugo Chávez o Fidel Castro.
Esa
es la cara del verdadero López Obrador, que va por el perpetuamiento, si antes
no lo ataja el “pueblo bendito”.
Por
lo pronto en Veracruz, el Veracruz que este fin de semana visita para abrazar a
su “Juanito”, es sensible el hartazgo
Tiempo
al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo