El crimen organizado toma el control del gobierno
el crimen organizado toma el control del gobierno
Por Edgar Hernández*
¡A
sangre y fuego impone su voluntad!
A la
pandemia por Covid-19 que hasta hace unas horas arroja cifras dantescas que
rebasan las 27 mil 121 muertes, se suma la supremacía delincuencial que a
sangre y fuego toma las instituciones de gobierno luego de poner de rodillas al
Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Aquí
el legado criminal:
Toma
de calles y ciudades, la ciudad de México incluida; el ajusticiamiento, en
plena vía pública, de jueces y abogados; muerte para los policías que se metan
con las familias de los capos; la exhibición de armas de alto poder en
escenarios literalmente de guerra, y el terror total en al menos 15 estados de
la república.
Es
el caos total.
Las
amenazas en vivo a través de las redes como la de “El Marro” que adelanta una
guerra contra el gobierno; los asesinatos a mansalva como el ocurrido hace unas
horas en el municipio conurbado a Xalapa, en donde un comando asesinó a la
Rectora de la Universidad Valladolid, María Guadalupe Martínez Aguilar, y la
cuota de colgados y declaración de territorios de exclusivo tránsito a
determinados Carteles.
¿Qué
está pasando?
Como
interpretar las acciones del gobierno de AMLO, luego del nuevo reto de José
Antonio Yepez, líder del Cartel de Santa Rosa de Lima, quien no conforme con
que hayan liberado a su madre María Eva Ortiz, tras ser detenida con dos
millones de pesos en la bolsa, dos kilogramos de cocaína y armas de alto poder,
ejecuta a tres policías de Silao, Guanajuato por “haber parado la caravana donde
iba mi madre”.
¿Qué
grupo criminal ejecutó de tres balazos en la cabeza al abogado de la mamá de “El
Marro”, Luis “N”, y por qué..? ¿Fueron acaso los del CJNG que estaban cazando
el convoy? ¿Fue el gobierno de Guanajuato?
Por
lo pronto el delincuente ya adelantó que “va por toda la corporación policiaca
de Silao”.
La
pregunta obligada es ¿Así es como se gobierna en los tiempos de la 4T,
abriéndose a la impunidad y dejando al aire casos como el ajusticiamiento del
juez federal Uriel Villegas Ortiz acribillado con su esposa en las puertas de
su casa en Colima, en presencia de sus hijos menores de edad?
Villegas Ortiz fungió como juez
en el caso de Rubén Oseguera González “El Menchito”, hijo del capo Nemesio Oseguera
“El Mencho”, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, cuando se desempeñaba
como Juez Sexto de Distrito en Procesos Penales en Jalisco, para que fuera
trasladado de Oaxaca a Jalisco.
Para
AMLO, sin embargo, ¡No pasa nada!”. No ve que México se está cayendo a pedazos.
Para
el resto, sin embargo, aún no salimos del asombro al observar cómo el viernes
anterior el Cartel Jalisco Nuevo Generación -aun a tiempo para registrarse como
partido político- atentó contra el Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar
García Harfuch -quien sobrevivió- en una franca declaración de guerra contra el
Gobierno Federal.
Ya
el propio Secretario de Seguridad Ciudadana Federal, Alfonso Durazo había
revelado que recibieron amenazas “desde la semana pasada” contra funcionarios
de la 4T.
El
vehículo donde viajaba García Harfuch recibió decenas de impactos en los
costados y el frente. Los agresores portaban armas largas y un fusil Barret,
arma de alto poder con un alcance de más de un kilómetro y cuyos proyectiles
pueden perforar blindajes y concreto. En el lugar fueron recogidos 300
casquillos percutidos.
¿Eso
es una guerra?
Para
colmo, el “Cartel de Sinaloa” anda molesto.
Le
disgusta que AMLO coquetee con el “Jalisco Nueva Generación” y al de “Santa Rosa
de Lima” a quien les abre las cárceles.
Los
seguidores del Cartel de “El Chapo” Guzmán aprendieron que el poder no se
comparte y como dueños de las instituciones federales en donde tiene un
ejército de servidores de cuello blanco, no van a permitir que los otros seis
Carteles que ya tocan las puertas de Palacio Nacional, se les metan.
Y en
medio de toda esta barahúnda queda la opinión pública manifiesta a través de
los “sicarios de los medios”, como gusta a los morenos llamarnos a los
periodistas.
No cabemos
en el narcoestado donde el crimen organizado tiene cancha libre.
El
gobierno enloquece y sale de quicio cuando la prensa “vendida” y los
periodistas “chayoteros” revelan la realidad del país.
Pero
cómo evitarlo si la ingobernabilidad está a flor de piel… ¿Cómo ocultar una
masacre o un acto de corrupción cuando se suceden a cielo abierto?
AMLO
llena su cada vez menguado escenario mediático con plastas de maquillaje. Con
verdades a medias y mentiras completas. Con explicaciones que minimizan
brutales acontecimientos como los sucedidos en los últimos días.
El
punto, es que no sabe mantener los equilibrios.
Se pone
de hinojos ante los embates delincuenciales y, para que no le alteren su
proyecto, pide perdón a los malosos por molestarlos a sabiendas de que su maravillosa idea de
perdonarlos, darles amnistía o acusarlos con sus mamás, no funciona, sobre todo
luego de que la mamá de uno de ellos salió peor que el hijo.
Ni
modo que ir con los abuelos.
Por
lo pronto a los magos de la 4T se les acaba el tiempo. Las elecciones ya tocan
la puerta.
Tiempo
al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo