EL CUIDADO DE LAS INFANCIAS DEBE SER COMUNITARIO
· Los aztecas
consideraban a niñas y niños como seres de luz; cuando una mujer estaba
embarazada era protegida por todo el clan, mencionó Carmen Gabriela Ruiz
Serrano
· Sugirió redefinir el papel que juegan las redes de apoyo social
Ante el incremento de las violencias en contra de
niñas, niños y adolescentes en el mundo, es urgente visibilizar la gravedad del
problema y retomar las tareas de cuidado comunitario para proteger a las
infancias como un tema de alta prioridad, ya que es uno de los sectores más
vulnerables de nuestra sociedad, aseguró la profesora de la Escuela de Trabajo
Social de la UNAM, Carmen Gabriela Ruiz Serrano.
En entrevista, la especialista señaló
que el mayor número de personas menores de 18 años se han visto afectadas o
relacionadas en problemáticas como violencia doméstica, explotación sexual
infantil, desapariciones, migración y crimen organizado.
El maltrato infantil corresponde a
cualquier forma de abuso o desatención que afecte a un menor de 18 años: daño
físico o afectivo, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación
comercial o de otra índole que pueda ir en perjuicio de su salud, desarrollo o
dignidad.
La Convención sobre los Derechos del
Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, en su
artículo 19 establece que los Estados miembros deben adoptar medidas para
proteger a los infantes de toda forma de violencia, abuso o explotación.
Según la Organización Mundial de la
Salud, se estima que cada año 40 millones sufren algún tipo de violencia en el
ámbito familiar; destaca que esta situación les causa sufrimiento y también
tiene consecuencias negativas a largo plazo en su salud física y mental, además
de su desarrollo cognitivo y social.
Se considera un grave problema social
que daña a todas las esferas, debido a que perpetúa ciclos de agresión y limita
el potencial de las generaciones futuras.
Datos del Fondo de Naciones Unidas para
la Atención de la Infancia indican que México es el segundo país en el mundo
donde se cometen más agravios en contra de menores de edad.
Al respecto, Ruiz Serrano refirió que
gran parte de las acciones consideradas como maltrato infantil son perpetradas
por cuidadores o personas que tienen alguna relación con la niña, niño o
adolescente.
En México, precisó, además vivimos
violencias de carácter estructural que atentan contra su desarrollo integral,
en donde la pobreza desafortunadamente es, quizá, la más grande.
En territorio nacional hay
aproximadamente 40 millones de personas en el rango de 0 a 18 años, y de ellas
la mitad vive en situación de pobreza, por lo que no pueden cubrir sus
necesidades a cabalidad; mientras que, en la población de niñas y niños de
origen indígena, nueve de cada diez no logran ejercer sus derechos
fundamentales, alertó.
Tenemos, enfatizó, una somatización en
el ámbito doméstico en donde se pueden expresar los atropellos a partir de
diferentes condiciones como puede ser omisión de cuidados, negligencia o abuso
corporal como medida de crianza, el cual se ha comprobado que está lejos de ser
un acto disciplinario y atenta contra su progreso psicosocial.
Prevención y erradicación
Para la universitaria es indispensable
impulsar programas de máximo cuidado, tomando como base algunas prácticas de protección
colectiva que se llevaban a cabo desde épocas prehispánicas.
Al realizar el estudio de lo que para nuestros pueblos originarios significaba
ser niño o niña, me encontré con situaciones valiosas; por ejemplo, que en la
época de los aztecas las niñas y los niños eran considerados seres de luz.
Por ello, cuando una mujer se sabía que
estaba embarazada, todo el clan la protegía y cuidaba bajo la premisa de que
los infantes eran una especie de conectores con las diferentes deidades,
recordó Ruiz Serrano.
De acuerdo con la experta, sería de
gran ayuda retomar esas prácticas en donde el cuidado no esté pensado
únicamente a partir de la relación ética entre madre e hijos, sino que se pueda
redefinir el papel que juegan las redes de apoyo social y los contextos
comunitarios.
También hay que recuperar los espacios
públicos para que vivan en escenarios de seguridad. Tenemos que reflexionar en
la academia sobre lo que hemos dejado de hacer como sociedad para encaminarnos
a su mayor protección, recomendó Ruiz Serrano.
FUENTE: UNAM