EL DESASTRE DE LOS DESASTRES
EL DESASTRE DE LOS DESASTRES
Martín Quitano Martínez
Vivas donde vivas, el
cambio climático encontrara la forma de afectar tu vida y a tu salud.
Ivana Cvijanovic
Primero, un largo periodo de
sequía, con olas de calor que generaron muertes humanas y de flora y fauna, con
múltiples incendios intencionalmente provocados o no, se acentuaron las
evidencias de un problema climático cada vez mayor. Ahora nos embaten fuertes
tormentas con lluvias copiosas, que generan también problemas, principalmente
entre quienes están en condiciones de mayor vulnerabilidad económica y de
ubicación habitacional.
Las acciones de atención que
deben brindarse por los gobiernos y sus cuerpos de respuesta ante contingencias
han quedado a deber. Ejemplo reciente el de la tormenta Chris, en donde
pareciera común el abandono o ausencia de protocolos serios antes, durante y
después de los fenómenos climáticos. No parece haber una Gestión Integral de
Riesgos de Desastres.
Las respuestas gubernamentales
en la sequía y los incendios mostraron las fragilidades institucionales; las
lluvias, los ciclones hoy, las ponen aún más en evidencia., pareciera que la
planeación o el establecimiento de líneas claras de respuesta no existen o no
se acatan. Acciones reactivas que se activan deficientemente sobre la
inmediatez, como se puede con lo que hay de personal, insumos, herramientas. Los
actuales ejercicios públicos parecen desdeñar la inteligencia y planteamientos
existentes diseñados durante años para ofrecer mejores opciones de respuesta.
Desde el inicio, con las
reducciones y ajustes presupuestales se socavaron los programas preventivos y
los cuerpos técnicos capacitados y con experiencia en situaciones de atención
de riesgos, suprimiendo programas e incluso áreas de estructura, bajo el discurso
de una supuesta austeridad y el combate a la corrupción, que bien pudo haberse
atendido sin afectar las funciones principales de la institución. Ejemplo en
los incendios son las desaparecidas brigadas de CONAFOR o las operaciones
establecidas en el extinguido FONDEN.
Los afectados quedan a la
deriva, en indefensión, a expensas de la atención, ayuda y respuesta ciudadana
que nunca ha sido omisa ni insolidaria, sino al contrario, pero que carece de
capacidades técnicas o recursos materiales para hacer frente a las desgracias y
los requerimientos. En los incendios, brigadas de ciudadanos heroicos se
jugaron literalmente la vida ante los escasos recursos humanos y materiales que
desde las instituciones se enviaban y que, cuando decidieron manifestarse y exigir,
les fueron dados golpes y toletazos.
Ante la exitosísima planeación
y la inconmensurable cantidad disponible de recursos humanos y económicos para
desarrollar una campaña electoral de años, surge la duda de que lo que falta no
es personal o recursos. La orientación del gasto claramente ha sido en
detrimento de la instrumentación de políticas públicas urgentes en temas de salud,
educación o protección civil y medio ambiente entre muchísimas otras que han
sido desdeñadas.
Y si a los miles de Siervos de
la Nación y de estructuras territoriales a los que se les ha venido pagando
exitosamente como promotores del voto y de su movimiento y amenazadores
oficiales del flujo de apoyos económicos, se les capacitara para que, en caso
de situaciones de emergencia y riesgo, atendieran contingencias que cada vez se
presentarán con mayor fuerza.
Porque no invertir en estos
temas sin duda sale más caro física y socialmente, de lo que dicen haberse
ahorrado en desaparecer los fondos y las estructuras de respuesta que existían.
Los daños a la infraestructura pública y a los bienes de las familias afectadas
deben ser prioridad.
Urge un replanteamiento
institucional para la Gestión Integral de Riesgos de Desastres, porque no son
eventos aislados y lo serán menos. Los gobiernos deben prepararse para
funcionar permanentemente junto con los fenómenos naturales adversos, para
prevenir sus efectos, atender sus riesgos y a sus víctimas y responder ante los
ciudadanos en el restablecimiento de la normalidad de manera más expedita,
organizada y eficiente. Así como está ahora no sirve.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El diálogo para la reforma del
poder judicial un engaño de los autodenominados transformadores, “ni los veo,
ni los oigo” diría el que era su némesis y que hoy es su referencia exacta.
X: @mquim1962