EL DUEÑO DE LA CALLE
EL DUEÑO DE LA CALLE
Pedro Peñaloza
“Qué tiempos
serán los que vivimos,
que hay que
defender lo obvio”.
Bertolt Brecht
Para el inquilino de Palacio Nacional no hay duda,
todo aquel que se exprese, en cualquier espacio y especialmente en las calles,
al margen de su control y que cuestione sus políticas públicas e iniciativas
diversas, es conspirador, conservador y defensor del neoliberalismo. Esta
visión autoritaria y fundamentalista es coherente con quién nunca luchó por
ganar las calles y enfrentarse a gobiernos que respondieron con represión y
cárcel contra los manifestantes. Y esto es explicable: él era militante del PRI
en aquellos tiempos aciagos y, por supuesto, no protestó por los actos de
persecución.
López Obrador se incorporó al movimiento
democrático después de que no fue beneficiado con la candidatura al gobierno de
Tabasco. Es obvio que si el PRI lo hubiese designado para esa entidad, hoy
tendríamos otra historia de éste dueño de la verdad. Sus baños de pureza y su
reiterada “superioridad moral” ocultan la esencia de quien no acepta otras
opiniones.
Recordemos: cuando AMLO fue jefe de gobierno de la
CDMX, aparte de sus pifias y ocurrencias, se presentó un hecho que lo describe.
En 2004 se realizó una multitudinaria marcha contra la inseguridad y la
violencia, inmediatamente el tabasqueño la calificó, diciendo: “son una bola de
mentirosos, esos señoritingos, pirrurris de la derecha.”
Como se ve, el desprecio y etiquetamiento a las
expresiones distintas han sido su característica. Ahora, desde Palacio
Nacional, el tabasqueño ha reiterado su talante autoritario. No le gustan las
marchas de las mujeres, no acepta reunirse con familiares de desaparecidos,
excepto los de Ayotzinapa a quienes tiene engañados con promesas huecas y
demagógicas. Su reciente obsesión han sido los actos contra las iniciativas
inconstitucionales en materia electoral que él propone. Otra vez, descalifica.
Fiel a sus limitados conceptos, acusó a los
manifestantes y organizadores de la marcha del pasado 13 de noviembre, y a los
del próximo domingo 26 de febrero, de pertenecer al “bloque conservador” y de
“defender privilegios”. Nada nuevo en sus infundios. Únicamente tienen valor
sus marchas, las que le rinden pleitesía. Se siente el dueño de las calles,
aunque nunca luchó en ellas en defensa de las mujeres, de los jóvenes, de los
asalariados, de los desaparecidos y presos políticos, de los oprimidos.
Nosotros conocemos la calle, sí hemos luchado con
banderas democráticas, sí tenemos memoria. Por eso estaremos el próximo domingo
26 en el Zócalo capitalino, para exigir se detenga el manotazo contra el INE. Y
será la hora de la SCJN, antes de poder caer en la pesadilla obradorista. Ya
veremos.
@pedro_penaloz