EL GARROTE, LA ESPECIALIDAD DE CUITLÁHUAC
EL GARROTE, LA ESPECIALIDAD DE CUITLÁHUAC
Por Aurelio Contreras
Moreno
A estas alturas del
sexenio, está de más recordar que alguna vez Cuitláhuac García Jiménez fue un
activista político y social que parecía comprometido con causas justas.
Claramente, si eso fue real en un momento de su vida, no existe más.
En lo que se ha convertido,
totalmente ebrio de poder, es en uno de los gobernantes más autoritarios de
todo el país, e incluso de la historia del estado de Veracruz. Obtuso,
ignorante y acomplejado, Cuitláhuac García Jiménez parece disfrutar su papel de
represor, en particular de quienes considera enemigos. Pero también de los más
indefensos, de los que se atreven a demandar, casi nada, que cumpla con la
responsabilidad que él mismo buscó tener cuando pidió el voto hace cinco años.
Este martes, pobladores del municipio de Naranjos, al
norte de la entidad, fueron desalojados con violencia por policías estatales,
luego de mantener bloqueada la carretera federal 180 y después,
ante la indolencia gubernamental, la caseta de la autopista Tuxpan-Tampico.
Lo que los
manifestantes pedían desde el lunes, sin que nadie les hiciera el mínimo caso,
era la cobertura de un derecho humano básico: agua. En su lugar, recibieron del
gobierno estatal gas lacrimógeno, macanazos y varios de ellos, ser refundidos
en una cárcel.
Ésa fue la respuesta
gorilesca del gobernador que presume de dizque “humanista”, que encabeza una
administración supuestamente “progresista”, pero que en los hechos se comporta
como un verdadero “facho”, como los de su pandilla suelen referirse a quienes,
por no pensar como ellos, tachan de fascistas. Quizás porque se identifican con
eso más de lo que están dispuestos a admitir.
No es la primera, y
seguramente tampoco será la última vez que Cuitláhuac García ordene reprimir a
la población veracruzana. Lo ha hecho contra maestros –gremio del que él mismo
salió-, contra burócratas del estado –a los que no tiene empacho en usar como
carne de cañón electoral-, contra ciudadanos de a pie que se atrevieron a
protestar por cualquier cosa en la que su administración ha sido abusiva o al
menos omisa y, en el colmo autoritario, se inventó una ley para aplicarle la
“ley del garrote” a quien sea que se atreva a desafiar al régimen que encabeza,
cada vez más podrido y corrupto. Y desesperado por garantizarse impunidad.
Que en el gobierno
estatal se atrevan a reprimir a la población en la víspera del proceso
electoral, con candidaturas por definir, solo significa que están dispuestos a
hacer lo que sea, legal o no, para mantenerse en el poder. Y si alguien osa
reclamar o protestar por sus abusos, trapacerías e irresponsabilidades, esto es
lo que va a recibir.
El garrote, la
especialidad de Cuitláhuac.
Campañas por cuenta del erario
Y como ya nada nos
sorprende de los “tetratransformados”, solo resta condenar la vulgar simulación
de su “proceso interno” para definir candidaturas a las gubernaturas, al margen
de la ley y abusando del poder de manera realmente repugnante.
Resulta que quienes
aspiren a las candidaturas de Morena a gobernador, a las diputaciones locales y
federales o a las senadurías, podrán participar en esos procesos internos y
hacer proselitismo sin renunciar a sus cargos públicos, quienes los tengan.
O lo que es lo mismo,
van a dedicarse a la “grilla electoral” el resto del año, pero cobrando por un
trabajo que no van a desempeñar. Harán campañas pagadas por el erario, mientras
el servicio público se deja al garete.
Más sinvergüenzas no
se puede.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras