Bitácora Política

“El hombre es el cáncer de la Tierra”

Comparte

Por   René Sánchez García

 

Hace menos de dos meses, un grupo reconocido de científicos del mundo, le puso ya un límite de vida a nuestro planeta. Serán aproximadamente sólo 50 años lo que le resta de vida a la Tierra. No sólo se plasmaron en documentos las causas que han venido acelerando el deterioro de la vida, a partir de lo que se conoce como la Revolución Industrial; sino también han diseñado una serie de propuestas para tratar de salvar a mediano y corto plazo, todas las grandes crisis naturales por venir. Se habla que de inmediato se debe trabajar para disminuirle en los próximos cinco años, dos grados de temperatura al calentamiento global actual. Si se logra detener el deshielo de los polos con múltiples acciones humanas en el menor de los tiempos posibles, se estará vislumbrando un nuevo renacer de la naturaleza en su conjunto.

Indudablemente, somos los hombres y mujeres del mundo los responsables de no permitirle a la Tierra autorregularse como todo ser vivo. La industrialización, la sobreexplotación de los recursos naturales, el acelerado comercio voraz, la ambición humana sin ética, la sobrepoblación mundial y el desinterés de la sociedad, han puesto a nuestro planeta Tierra en grave peligro. De allí que se afirme que el ser humano es como un tumor maligno para nuestro planeta. Fue Aldo Leopold (1887-1948), ingeniero forestal estadounidense quien acuñó la frase “El hombre es el cáncer de la Tierra”, pues desde los años cincuenta del siglo pasado, el hombre no hace otra cosa que hacer crecer ese tumor maligno que afecta su casa que es la Tierra y el resto de los seres vivos con los que comparte su hábitat.

Todos sabemos que el cáncer es una enfermedad representativa de nuestra época, donde priva el individualismo, la insolidaridad y la competencia feroz, dominados por el afán de lucro como valor supremo. Por ello Aldo Leopold expresa: “Maltratamos la Tierra porque la consideramos un producto que nos pertenece. Cuando la veamos como una comunidad a la que pertenecemos, quizá empecemos a tratarla con amor y respeto. No hay ninguna otra manera de que la Tierra sobreviva al impacto del ser humano mecanizado, ni de que nosotros recojamos la cosecha estética que ella pueda darnos, y su contribución a la cultura, con la ayuda de la ciencia”. Nuestra economía produce tantos desechos tóxicos y a tal velocidad que el planeta es incapaz de asimilarnos y neutralizarlos.

Luis Muñoz Fernández expresa (Revista Nexos, 498, México, junio de 2019): “Esa Tierra, como comunidad, es el concepto básico de la ecología, pero esa Tierra como algo amado y respetado es una extensión necesaria de la ética. Esa es la ética que necesitamos para cambiar la depredación por la armonía”.

sagare32@outlook.com

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *