Línea Caliente

El infierno de Dante Delgado Rannauro

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Por Edgar Hernández*

 

Traidor a Fernando Gutiérrez Barrios, reo de Pacho Viejo por más de más de tres años por asuntos de corrupción y malversación de fondos públicos, así como desertor del lopezobradorismo, Dante Delgado se erige ahora en el “salvador” de Veracruz.

Presente aun en la memoria colectiva esas ominosas negociaciones con Fidel Herrera para entregar su voto a Javier Duarte a cambio de un escaño y un super billetazo; esas alianzas no menos dignas con su propio carcelero, Miguel Angel Yunes Linares para preferenciar al hijo de éste y ese ir y venir a Veracruz para recibir el afecto de su pueblo recibiendo a cambio el desprecio y acaso lo más importante, el olvido.

Hoy Dante Delgado en sus sueños de opio decidió venir al rescate de los veracruzanos como si en su tiempo quien fuera gobernador interino hubiera hecho algo en favor de él.

“Vengo para sacudir las conciencias de los veracruzanos, para rescatar a Veracruz”, grita voz en cuello.

Y envuelto en la bandera nacional, el cascado político sostiene que  “por más de 9 años no había venido a hacer política porque estaba yo bastante encabronado”.

Acaso muy justificado desde su punto de vista ese “encabronamiento, pero dónde queda el encabronamiento ciudadano de 30 años para atrás donde bajo su gestión se produjo un sensible y definitivo descenso del empleo, la productividad y la salud pública.

¿Dónde queda la justificación legal, excepción hecha de la prescripción del delito, de que era inocente de los cargos de corrupción por 55 millones 800 mil pesos en favor de su familia y sus cómplices el ex secretario de Finanzas, Gerardo Po Ulibarri y el de Desarrollo Urbano, Porfirio Serrano Amador, quienes también fueron a parar a Pacho Viejo?

De dónde nos sale ahora con que de la noche a la mañana le urge Veracruz.

Para el senador de la República y fundador del micropartido Movimiento Ciudadano su regreso es “para rescatar a Veracruz” cuando en los hechos nadie la ha pedido que venga a rescatarnos, ni que sea el prócer de ese rescate.

¿De qué o quién nos va a rescatar?

Acaso de Cuitláhuac o de López Obrador o tal vez crea que como “la lucha sigue” nos venga a rescatar de Yunes Linares.

Tal vez quiera rescatar al PRI, partido al que toda su vida perteneció hasta que la traición o tal vez sea esa cosquilla otoñal, acaso invernal de no irse al otro mundo sin dejar la huella de rescatador.

El punto es que tenemos de regreso al emplasto.

Viene a “sacudir conciencias” aunque aclara que “no viene a criticar a Cuitláhuac, solo vine a hacer política”

¿Entonces?

En ese galimatías declarativo no se entiende cual es la tragedia ¿la de Duarte a quien apoyo o la que hizo en favor de Yunes Marquez, hijo del anterior gobernador, quien se quedó en el ya merito?

No va a criticar a Cuitláhuac ¿Tampoco lo aplaudirá?.. Dejará pasar el sexenio a ver si el encabronamiento se le baja haciendo política, cuando la política es una lucha en el día a día para vencer al adversario y subir por la escalera del poder por la vía de los cargos de elección popular.

Ese es, pues el Dante remasterizado cuyo encabronamiento nos llena de algo así como temor o esperanza; de alegría fingida combinada con la frustración, o de aspiración y suspiro porque nos vaya mejor.

El argumento de este veracruzano decadente es como descender al séptimo infierno de Dante Alighieri y encarnar la Divina Comedia en un Dante criollo.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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