EL LECTOR OPINA
EL LECTOR OPINA
Por esto desaparecen las materias de Filosofía y Ética de los diversos niveles educativos.
La crematística (la riqueza, la posesión de bienes) es una noción creada por Aristóteles para describir el estado de ánimo de aquel que acumula capital por el solo gusto de hacerlo, condena esta actitud.
Aristóteles (cerca 384 a C, 322 a C) muestra en numerosos textos, incluida la Ética a Nicómaco y la Política, la diferencia fundamental entre economía y crematística. La crematística (del griego khrema, la riqueza, la posesión) es el arte de hacerse rico, de adquirir riquezas. Según Aristóteles, la acumulación de dinero por dinero es una actividad contra natura que deshumaniza a aquellos que a ella se libran.
Siguiendo el ejemplo de Platón, él condena
así el gusto del beneficio y la acumulación de riquezas. El comercio trueca
dinero por bienes, a usura el dinero a partir del dinero, el comerciante no
produce nada: todos resultan condenables desde el punto de vista filosófico.
Aunque Aristóteles trata la
crematística como un conjunto de ardides y estrategias de adquisición de
riquezas tendientes a facilitar el crecimiento del poder político, él no cesa de condenarla en esa misma calidad, otorgando una posición más importante a la economía. Se trata del punto de vista de un autor fundamental de la Antigüedad,
que redundará en una gran influencia durante todo el medioevo. La Iglesia
Católica retoma durante todo el medioevo la crítica aristotélica contra esta
conducta económica y la declara contraria a la religión. Numerosos autores
estiman que la puesta en práctica de esta doctrina constituyó un obstáculo al
desarrollo económico.
Carlos Marx retoma el concepto en su
famosa obra El Capital, destacando las consecuencias sobre lo que él da en
llamar auris sacra fames (maldita sed del oro), una referencia latina a esta pasión
devoradora del dinero por el dinero. El enfoque de Aristóteles, es excelente,
solo que los especuladores y usureros, fueron y lo son más poderosos que la
buena intención de aquel filósofo; en otras palabras, Aristóteles, proponía que
el capital estuviera al servicio del hombre y no el hombre al servicio del capital.