EL LODAZAL
EL LODAZAL
Por Aurelio Contreras Moreno
Lejos de aclararse, el caso de la
“supercontratista” de los 100 (y más) millones de pesos del gobierno de
Veracruz, Araly Rodríguez Vez, hunde más a la administración de Cuitláhuac
García Jiménez.
Este lunes, el secretario de Finanzas y
Planeación, José Luis Lima Franco, prácticamente salió a deslindarse y a decir
que las licitaciones –o la ausencia de las mismas-, así como la asignación de
contratos, es responsabilidad de cada dependencia estatal. O dicho de otra
manera, es su “bronca” y que cada quién explique lo que le toque.
Pero no es tan simple como el funcionario
quisiera que se perciba. La Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) es
la encargada de llevar el registro de los proveedores del gobierno estatal y de
verificar que cumplan con los requisitos que marca la ley para participar en
concursos de obra y recibir contratos.
Y “coincidentemente”, en el caso de Araly
Rodríguez –la maestra que gana menos de diez mil pesos al mes y a la que según
esto ya hasta “corrieron” de la Secretaría de Educación, pero le dan
megacontratos millonarios-, la Sefiplan nunca revisó si el domicilio fiscal
proporcionado, en la calle Huelva no. 12 de la popular colonia Higueras de
Xalapa, era auténtico, que como ya está visto no lo es, pues ahí hay una tienda
de abarrotes con paredes de hormigón, sobre una calle sin pavimentar y en donde
no conocen a la contratista “consentida” de la administración de Cuitláhuac
García.
Según Lima Franco, la Secretaría de Finanzas
solo revisa en papel la documentación y no hace visitas a los domicilios para
verificar si son realmente la sede de una empresa, aunque se le asignen
contratos millonarios y sin licitar. No, pues cuánta “confianza” les debió
“inspirar” Araly para soltarle semejantes contratos y en diferentes
dependencias, durante varios años, ¿no?
Solo que ni siquiera hace falta ir en persona
para hacer una inspección simple. Con colocar en Google Maps la dirección,
aparece exactamente lo que hay en ese punto. Los pretextos de Lima Franco son
de niño de primaria.
Las burdas e inverosímiles explicaciones que
desde la semana pasada han farfullado las autoridades veracruzanas lo único que
demuestran es el grado de descomposición y de complicidad dentro del gobierno
estatal, donde claramente se está buscando proteger a quien en realidad está
detrás del negociazo, que no es otra cosa que un esquema de desfalco al erario
a través de la triangulación de operaciones financieras a una persona que,
hasta ahora, seguimos sin conocer físicamente.
Y el asunto es todavía más grave porque una de
las dependencias involucradas, la Secretaría de Salud, maneja recursos
federales, por lo que una investigación de la Auditoría Superior de la
Federación (ASF) podría arrojar responsabilidades incluso de tipo penal de las
que los responsables difícilmente podrían zafarse, a diferencia de lo que
previsiblemente ocurrirá con lo que pueda señalar un organismo maniatado y bajo
presión política como el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz (Orfis),
en donde también existe evidencia de tratos con Araly Rodríguez Vez, como se
documentó en este mismo espacio el pasado viernes, vía la Plataforma Nacional
de Transparencia.
En el colmo del cinismo y la caradura, este
lunes apareció en una casa de mayor tamaño, en la misma zona de la tienda de
abarrotes, una hoja con el nombre de Araly Rodríguez Vez y un logo malhecho que
pretende hacer las veces de rótulo de la sede de unas oficinas, lo cual indica
que en breve intentarán decir que ahí está la sede “real” de la “empresa” y que
seguramente hubo un “error” de ubicación.
Pero no hay ningún error. De entrada, porque no
hay ninguna empresa. Araly Rodríguez Vez está dada de alta en el padrón de
proveedores de Sefiplan como persona física. Salir con que la “empresa” lleva
tal cual su nombre es una tomada de pelo. Máxime, si retomamos que el propio
gobernador Cuitláhuac García aseguró que la maestra de la escuelita de Poza
Rica no era la “dueña”. ¿Cómo podría llevar entonces una empresa su nombre
completo como razón social?
El lodazal en el gobierno de Cuitláhuac García
está brotando imparable. Y lo que falta por descubrir. Como que una sobrina del
presidente López Obrador “trabaja” en la Secretaría de Salud estatal, para no
variar.
No, pues sí que son “diferentes”.
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Twitter: @yeyocontreras