“El México que merecemos” Mi visión de un país más próspero, justo y seguro
José Antonio Meade: Les agradezco mucho a todos que estén aquí, le agradezco mucho a Grijalbo la presentación, la anfitriona para poder presentar este libro.
Me siento muy, muy agradecido de que nos estén acompañando en la presentación tres gentes a las que admiro profundamente: Enrique Quintana, probablemente, el analista económico y financiero de mayor relieve y sofisticación.
Gabriel Guerra, uno de los conocedores más profundos de la temática de política exterior, de comunicación. Si uno revisa su cuenta de Twitter y nos quedamos solamente en la letra C, podría uno lograr, más o menos 10 adjetivos y de ahí seguirse hacia adelante.
Y Chela Teruel, que es compañera y amiga desde hace muchos años y una de las gentes que más sabe, que más conoce, no solamente del tema de pobreza, sino de la pobreza en sí misma, habiendo siendo responsable de censar, de levantar, de dar seguimiento, de diseñar, de construir y de aportar a ese que es el debate fundamental.
Muy contento de que nos estén acompañando, muy contento de la posibilidad de presentar el libro y, además, habiéndole preguntado a todos y a cada uno de los ponentes si se acuerdan cómo se llama para que pases de presentarlo adecuadamente.
-Presentación de los colaboradores-
José Antonio Meade: Muchas gracias por la oportunidad de poderme así presentar, hoy como candidato de una coalición, pero por siempre como autor en el catálogo de Grijalbo. Lo agradezco mucho.
La política se dice que es la búsqueda del bien común y el bien común traducido, en términos de lo que hoy está en juego es que nuestras familias estén mejor.
Al final de día vamos a escuchar mucho, a leer mucho, vamos a discutir mucho, pero la política tiene un solo objetivo, y ese objetivo es que, en familia, cada uno de los mexicanos, cada uno de los ciudadanos, cada uno de quienes vivimos hoy en este mundo, estemos mejor.
Si la política funciona, si la política es útil, si los políticos contribuimos, la mejor forma de medir esa contribución es que hayamos logrado, con cargo a nuestra gestión, que la mayor parte o los más de la población encuentren un mejor entorno de oportunidad.
Y decía Enrique, y decía bien, para eso hay que deliberar, hay que discutir, hay que tener insumos para deliberar y discutir. Y por eso un libro es bienvenido siempre, porque nos permite, si tenemos la disciplina de leer más de 150 o 280 caracteres, si queremos ver cuál es el punto de partida, si queremos entender qué es lo que estamos proponiendo y cuáles son sus consecuencias, la mejor aportación, y nos regresa de nuevo a los básicos, es un libro que nos permite para abrir el espacio de reflexión y de debate.
Y nosotros siempre decimos que las campañas son históricas, siempre decimos que está en juego el destino de la nación. Pero, ¿saben qué? Sí es cierto, las elecciones sí son históricas, las elecciones tienen una consecuencia épica, las elecciones sí tienen consecuencias y las consecuencias se sienten en las familias.
¿Qué queríamos decir y por qué reflexionamos el título? Buscamos entre muchas alternativas, revisamos diferentes formas de frasear lo que queríamos comunicar con el libro.
Nosotros aspiramos siempre, ahora ya como autores publicados, a que nuestro libro sea leído, sea estudiado, sea discutido, sea objeto de análisis. Pero lo que estamos seguros que la gente va a leer es el título, y por eso era importante escogerlo bien, y que el título resumiera y transmitiera lo que queremos que el libro sea y diga.
Y después de revisar muchos, ahí están en pantalla los distintos títulos, los cinco finalistas, pensamos que el que mejor transmitía lo que queríamos lograr con el libro es el que escogimos: El México que merecemos. Mi visión para transformar nuestro país con orden y rumbo.
Y nos parece que ese título resume bien lo que queremos porque resume tres ideas: la primera es un reconocimiento a que éste ha sido un esfuerzo de los mexicanos, este proceso de transformación es un proceso en el que hemos estado inmersos todos, gobierno y sociedad, partidos políticos y ciudadanos, en un México que hemos venido construyendo todos y respecto del cuál hoy hacia adelante tenemos un punto de partida.
Un segundo elemento que el título del libro transmite, es que esta elección, como todas, es una elección de cambio, lo que escojamos nos va implicar hacia adelante que vivamos diferente. Y la pregunta es: ¿cuál es la transformación que queremos? ¿Cuál es el cambio que, a través de nuestro voto, queremos empujar?
Y lo tercero es que este libro ofrece una propuesta, una idea y una visión de cómo podemos lograr ese cambio y por qué, dónde pensamos que estamos parados, cuál es nuestro diagnóstico, cuál el punto de partida y hacia dónde queremos caminar.
Voy a hacer algo que no debiera uno de hacer en campaña, porque se me ha explicado muchas veces que la campaña es de emociones, que la campaña no es racional, que en la campaña tiene uno que transmitir y que vibrar.
Pero yo estoy convencido de que uno en la campaña puede lograr transmitir y emocionar con razones. Y ninguna razón más poderosa que explicar por qué lo que está en juego en esta elección es el futuro de nuestras familias y por qué lo que queremos lograr en esta elección y con esta propuesta es eliminar el riesgo que enfrentan nuestras familias de un mundo complicado, de un mundo cambiante, de un mundo con muchos retos, en donde todos los días en México enfrentamos esa incertidumbre y buscamos sortearla para que a nuestras familias les vaya bien.
¿Por qué esta elección es épica? ¿Por qué lo son todas? ¿Por qué vale la pena que reflexionemos? Ese es el mundo en 1910, es el mundo resumido en dos variables que son una buena forma de explicar qué queremos decir por bien común.
Sin pretender ser exhaustivo, lo que ahí vemos es que en 1910 se vivía poco y se vivía mal; la esperanza de vida en el mundo era de 34 años en promedio y la gente no tenía tolerancia a quien nos ofrecía un vaso de agua.
Se vivía poco y se vivía mal: 34 años en promedio, 2 mil dólares al año de ingreso en ese momento. Y llama la atención que ese mundo está muy concentrado allá abajo, la verdad que en términos generales se vivía en todo el mundo en esas condiciones, sí había algunos países que destacaban, que tenían un poco más de esperanza de vida o que generaban un poco más de ingresos, pero, en términos generales, el mundo entonces era corto, era difícil, era complicado, era un mundo en pobreza, era un mundo en riesgo.
Y en ese mundo, como decía Enrique, había democracia, democracias imperfectas, pero democracias que nos llevaron a escoger gobiernos, gobiernos que nos propusieron políticas y políticas que tuvieron resultados, resultados que podemos medir en un arco narrativo más amplio en dos variables fundamentales.
Después de que cada uno de estos países fue yendo a las urnas, fue tomando definiciones, podemos ver si esos países vivían o no mejor, si tenían más salud y más ingresos, en cuyo caso fueron escogiendo bien sus políticas públicas y sus gobiernos, o si, por el contrario, las decisiones que fueron tomando los fueron llevando a seguir viviendo poco y mal.
Y ahí vamos a ver, literalmente en un minuto, la historia del mundo desde 1910, y vamos a ver cómo evolucionan los diferentes países, cada uno de ellos representado en ese círculo, el tamaño del círculo, el tamaño de la población, se ve la Primera Guerra Mundial, se ve la crisis del 29, se ve cómo el mundo empieza a despegar después de la segunda crisis mundial.
Y se empieza a ampliar la gama de resultados, algunos países van muy bien; países como India, China no solamente no iban bien, sino que retrocedían, se da el desarrollo estabilizador, el gran brinco de India y China, las diferentes crisis en México y en el mundo, y llegamos al México de 2015.
¿Qué llama la atención en este recorrido? Es un mundo mucho muy diverso. Hace 100 años, poco y mal; hoy países que viven mucho y muy bien, y países que viven como hace 100 años.
Vale la pena entender por qué algunos países viven mucho y bien, y por qué algunos países siguen viviendo poco y mal.
Lo primero que llama la atención de esta historia del mundo es la dispersión, los resultados han sido muy diferentes para los distintos países. La distancia entre los que les ha ido bien y los que les están yendo mal, se ha incrementado.
Eso implica una segunda pregunta: ¿qué podemos aprender de esa experiencia? En términos de por qué a los países les ha ido bien o les ha ido mal.
Y la respuesta a esa pregunta es que los países han tomado diferentes decisiones en temas que son medulares.
¿Cuáles son los temas medulares? Y podíamos haber escogidos otros, y a este libro le falta segunda y tercera edición, en donde tenemos que hablar de cultura, de lo digital, en donde tenemos que hablar de muchos otros temas.
Pero fundamentalmente éstos explican buena parte de la diferencia entre los países que les fue bien y los países que les fue mal.
¿Cuáles son esos elementos que explican esas diferencias? Algo que se oye muy abstracto, pero que es muy importante, que tengamos Estado de Derecho.
El Estado de Derecho medido en diferentes dimensiones importa, y lo que ahí vemos es que, mientras mejor y mayor la calidad del Estado de Derecho, a los países les va mejor.
Los países que viven como en 1910 tienen una calidad de Estado de Derecho baja, los países que son potencia, tienen un Estado de Derecho que funciona; a los países que combaten la pobreza les va mucho mejor que los países que no la combaten.
Los países que siguen viviendo como en 1910, son países profundamente desiguales y excluyentes; los países que son potencia son países que incluyen y que equilibran a través de su política pública.
A los países que dan espacios de libertad para la posibilidad de hacer negocios, les va mejor que a los países que siguen teniendo rigidez, y que se sigue, desde el gobierno, diciendo a los particulares cómo, dónde, cuándo invertir, a qué precio vender, qué pueden hacer y qué no pueden hacer.
Los países que le apuestan a la educación son países que les va mejor que los países que tienen malos sistemas educativos, siendo la educación un derecho que nos abre la posibilidad de otros derechos.
A los países abiertos, los que comercian, los que buscan lo mejor del mundo para traerlo al país y llevar lo mejor de su país para ofrecerlo en el mundo, les va mejor que a los países que están cerrados.
A los países que le apuestan a modernizar su energía y la forma como se utiliza, les va mejor que a los países que tienen una matriz energética obsoleta y que desperdician la energía con malas políticas públicas.
Y en general, a los países que le abren la puerta y que apoyan la inclusión de las mujeres, les va mejor que a los países que siguen teniendo políticas públicas que abundan, que agrandan, que hacen más amplia la brecha entre la participación del hombre y la mujer.
Y los países, en general, que le apuestan a los jóvenes, les va mejor que a los que no le apuestan.
¿Qué tendríamos que preguntarle a los candidatos? ¿Qué tendríamos que preguntarle a los gobiernos? ¿Qué están pensando hacer con esto? Porque la diferencia para nuestras familias es enorme.
Si lo que están pensando hacer nos lleva hacia adelante, hacia vivir mejor y tener mayor calidad de vida, son propuestas que vale la pena apoyar.
Si en las propuestas lo que encontramos es que, conforme a la experiencia del mundo, van a poner en riesgo a nuestras familias y al patrimonio, son propuestas de las que debiéramos de estar preocupados.
Eso explica el libro, eso explica la contribución que queremos hacer hoy al debate, cada uno de esos temas está explicado en un capítulo, cada uno de esos temas los van a encontrar en el libro reflejado.
¿Dónde estamos y qué pensamos en materia de seguridad, justicia y combate a la corrupción? ¿Dónde estamos y qué pensamos respecto de un México de libertades? ¿Qué resultados tenemos y ofrecemos con nuestra propuesta de política pública para quien menos tiene? ¿Qué pensamos y cómo de que el país pueda seguir creciendo y generando bienestar? ¿Cómo pensamos que debe ser la educación para que efectivamente sea de excelencia? ¿Cómo vemos a México como potencia global? Esos son los capítulos que se desglosan en el libro.
Y nos pasa, a veces, a los políticos y nos pasa, a veces, a nuestras plataformas que nos cuesta mucho trabajo definirnos, no somos capaces de encontrar cuál es la esencia de nuestro proyecto, no somos capaces de destilarla en 140 caracteres.
Yo hoy quiero agradecerle a Luis Rubio por dos razones: primero, porque escribió el prólogo de este libro, un prólogo sentido, un prólogo profundo, un prólogo inteligente, como es siempre Luis Rubio.
Pero quiero agradecerle por una razón adicional, quiero agradecerle porque fue capaz, en su prólogo, de describir de una forma mucho más elocuente y articulada que yo, qué es lo que yo pienso. Llama a veces la atención que tenga uno que recurrir a un tercero, que lo ve de fuera, para que pueda interpretar de manera más fiel cuál es la esencia de lo que estamos planteando en un programa de campaña y en un programa de gobierno.
Y lo que dice Luis Rubio, y resume bien el libro y la propuesta es: “El hoy candidato se propone modificar la relación entre los gobernantes y la ciudadanía, ofreciendo que ésta tenga la posibilidad de influir en su propio devenir”.
Lo destacaba Graciela Teruel en su presentación, lo que de fondo estamos aquí planteando, que es diferente, es que la construcción de ese México potencia, parte de la familia hacia el gobierno y no del gobierno dictándole a la familia. Eso lo resume de manera elegante Luis Rubio.
Yo los invito a leer el libro, los invito a leer el libro porque si solamente leen el título y el prólogo de Luis Rubio, se van a quedar con una muy buena idea, van a poder escribir un muy buen tuit, pero van a estar lejanos y fuera de ese debate público al que nos gustaría con este libro convocar en una elección que sí va a ser fundacional.