EL MUDO
El féretro de color blanco se distinguía entre la multitud que abarrotaba el atrio de la iglesia de La Candelaria, de Medellín Colombia. La gente fluía de las calles 50 y 51, sin dejar un solo espacio vacío.
Era la mañana de aquel martes 25 de junio de 1935, cuando esa turba, no asimilaba que “el Zorzal Criollo”, “El Morocho de Abasto”, el que “cada día canta mejor”, “el mago”, “el imbatible”, “EL MUDO”, “el rey del tango”, sí señor, el mismísimo Carlos Gardel, fuera el difunto, que abordo de la gran carroza, lo trasladaban a sepultarlo al panteón.
Todos los comentarios de la muchedumbre, eran referente al accidente de aviación, apenas ocurrido el día anterior. En el aeropuerto de Medellín, 16 cadáveres, quedaron calcinados, por la imprudencia del piloto colombiano, que con su avión F-31 Ford, quiso retar a su homólogo, un germano de la empresa Escatta, que en su avión “Manizales”, al otro extremo de la pista, esperaba recibir la orden de despegue. La emoción de esa rivalidad, motivó el choque de los aviones, provocando una tremenda explosión, que convirtieron en cenizas los dos aparatos.
Charles Romuald Gardes, nacido en Toulouse Francia, hijo de Berthe Gardes, y conocido como Carlos Gardel, murió calcinado. Este hombre de un corazón de veinte, una sonrisa de treinta y cuarenta y ocho años de edad, fue cercenado de la vida, cuando ésta le brindaba la mas bella de las sonrisas. Amante de las carreras de caballos, había conquistado Europa, había concluido una serie de cinco películas, que lo inmortalizaron para siempre y tenía al pueblo de Hispanoamérica, como a la más rendida enamorada. La muerte de Carlos Gardel, fue un designio venturoso.
Amigos, decían las abuelas que “A quien Dios quiere para sí, poco tiempo tiene aquí”. Qué sabiduría de las señoras.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
El DJ, es capaz de bailarles este tango, inicien el día con él: