OpiniónPedro Peñaloza

EL NARCO TIENE PERMISO

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EL NARCO TIENE PERMISO

Pedro Peñaloza

“La única verdad es la realidad”

Aristóteles

 

México vive cotidianamente de manera cruda y exponencial una guerra múltiple, escenificada por grupos diversos de la delincuencia organizada, destacadamente de las expresiones de narcotraficantes. La geografía de la criminalidad es variada y condensa, en muchos sentidos, la morfología regional en que se desarrollan y florecen los negocios ilícitos. Por supuesto, sin olvidar, el papel que juegan los gobiernos federal, estatal y municipal.

En efecto, la pregunta clave de cualquier análisis serio de la fenomenología delictiva es: ¿qué papel juega el Estado en el desarrollo y actuación específica del narcotráfico? Aquí no puede haber evasivas. ¿Qué ha pasado con las oleadas de crímenes y violencia que se han presentado en Zacatecas, Michoacán, Colima, Sonora, Quintana Roo, Tamaulipas, Veracruz, Baja California, Morelos? ¿Qué explicaciones han dado las autoridades? Más allá del cliché: “ajustes de cuentas entre delincuentes”.

Esta ausencia de respuestas deja ver que estamos en presencia de gobiernos ineptos o cómplices, o ambas cosas. Todo indica que este binomio tiene como un lubricante la colusión. Obviamente, sería iluso plantear que sólo existen acuerdos entre gobiernos locales y la delincuencia, máxime si hablamos de las principales organizaciones delincuenciales. Tendríamos que apuntar nuestras baterías analíticas hacia la posibilidad de que el gobierno de AMLO tenga acuerdos explícitos o tácitos con algún o algunos cárteles.

El analista Eduardo Guerrero, afirma en El Financiero que hay una ofensiva intensa contra el CJNG y un trato menos duro con otros. Su hipótesis la basa en el número e importancia de las detenciones: “casi el triple de detenciones han sido contra el CJNG, en comparación con las de otros grupos criminales, incluido el Cártel de Sinaloa”. Por supuesto, no se podría concluir que esto confirma un acuerdo con el gobierno, pero sin duda es una buena pista. Hay otros indicadores, como la liberación de Ovidio Guzmán y otros más. En una próxima entrega publicaremos datos que refuerzan ésta posible preferencia oficial.

Ya el presidente ha tenido algunas posturas ilustrativas de sus convicciones, algunas temerarias y otras jocosas. Como aquella, al término de las elecciones estatales, de que “la delincuencia organizada se portó bien” o la de hace un par de días, donde señaló que el “CJNG debe cambiar su nombre, porque perjudica a Jalisco”.

Más allá de la ridiculez de sus dichos, es más que evidente que al presidente no le interesa enfrentar al narcotráfico, por ello se cubre con su gastada frase de que, “hay que combatir las causas”, que ni las enfrenta socialmente y tampoco con medidas punitivas. Sí, el narco tiene permiso. ¿Alguien lo duda?

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz